El regreso a las aulas es sinónimo de vuelta a la rutina. Vuelven los madrugones, la necesidad de irse temprano a la cama y unos horarios más pautados de desayuno, comida y cena.

Tras la relajación del verano, la recuperación de estos hábitos se convierte para muchos padres en uno de los mayores desafíos de la vuelta al cole.

La previsión y la paciencia son claves para superar esta tarea, imprescindible en la preparación del inicio del curso escolar, con éxito. Aquí tienes algunos consejos para conseguirlo.

Adaptación 10 días antes

Los expertos recomiendan empezar a recuperar el horario del curso escolar entre 10 y 14 días antes de la vuelta al cole. Así, los últimos días del mes de agosto son un buen momento para empezar a aplicar las pautas de rutina de forma progresiva.

Esto es, adelantando la hora de levantarse hasta llegar a la hora en la que sonará el despertador para ir a clase, así como la hora de irse a la cama para que el niño duerma las horas necesarias.

Del mismo modo se hará con los horarios del desayuno, comida y cena, para que poco a poco tanto el sueño como el estómago se adapten al horario del curso escolar.

No relajarse en exceso en verano

Si bien puede ser demasiado tarde para aplicar este consejo, los padres tendrán parte del trabajo hecho si los horarios no se alteran en exceso en verano. Pues la relajación no debe ser sinónimo de descontrol.

Mensajes positivos

En algunos casos, la vuelta a la rutina no es bien aceptada por los más pequeños. Una buena forma de contrarrestar esta actitud es trasladar mensajes positivos a los niños sobre la vuelta al cole: se hacen mayores, verán a sus amigos, harán actividades, las excursiones o planificar ocio en familia para el otoño, entre otros.

Irse a la cama felices

Una buena rutina de sueño en los pequeños pasa por su estado de ánimo al irse a la cama. Los siguientes ejercicios para antes de dormir van a hacer que nuestros hijos vean cómo aumenta su bienestar y su fortaleza psicológica:

  • Agradecimiento.  Este ejercicio ayuda a cambiar el foco de los aspectos negativos, aquellos con los que el cerebro tiene una mayor afinidad, hacia elementos positivos de nuestra vida.
  • Qué me gusta de mí. Esta rutina va dirigida a fortalecer la autoestima de los más pequeños. Hay que hacer hincapié siempre en lo positivo, dejando de lado las ocurrencias negativas que tengan.
  • Qué he hecho hoy. Hablar con los niños sobre las cosas que haya hecho durante el día. Es una rutina que nos ancla al presente y a la elaboración mental del día.
  • Qué me ha gustado del día. ¿Qué es lo que más nos ha gustado del día? ¿Qué ha sido la cosa más increíble? Con este ejercicio cerramos la rutina.