Ganado: novillos de Félix Hernández, bien presentados, nobles y dejando estar. Los mejores, cuarto y sexto.

Francisco Solano González: pinchazo y estocada (dos orejas); y pinchazo y estocada caída (dos orejas).

Víctor Abad: dos pinchazos y dos descabellos (oreja); y nueve pinchazos --uno en la paletilla-- y cuatro descabellos (silencio tras dos avisos).

José Antonio Moreno: pinchazo y estocada atravesada (oreja); y tres pinchazos y estocada (oreja).

Plaza: Montilla. Más de media entrada con lleno casi total en sombra.

Montilla celebró ayer la primera de sus novilladas y lo hizo con un festejo sin picadores en el que la presidencia dejó constancia de su facilidad para conceder trofeos. Un bagaje serio del festejo quizás habría dejado el esportón de los novilleros, como mucho, con la mitad de los apéndices concedidos. Se lidió un encierro completo de Félix Hernández, que resultó, en líneas generales, bueno de presentación, noble y dejando estar. Por encima del resto destacaron cuarto y sexto; el peor fue el tercero.

Abrió la terna el local Francisco Solano González, que se topó en su primero con un novillo con el que se salió a los medios lanceando sin apreturas. Fue un eral de embestida sosa que llevó la cara a media altura y que embestía a base de topetazos. Sin apenas acoplamiento, resultó excesivo el premio de dos orejas. Su segundo fue el mejor del encierro: un novillo que sólo quería muleta, con fijeza, repetición en sus embestidas, humillando y sin hacer nada feo. Solano González tuvo muy pocos momentos de acoplamiento, con falta de temple por el derecho y sin fondo por el izquierdo. La presidencia le concedió dos orejas también, para las que debió valorar sus ganas de agradar y voluntad, que son su principal característica.

Le siguió Víctor Abad, que en su lote logró conectar con el tendido a base de componer la figura y adelantar la muleta para traerse a los novillos embarcados. En su primero logró lucimiento por los dos lados, aunque basó el trasteo por el derecho. Ante el quinto, también con buen aire en la muleta, pasó un calvario al matar. Sufrió un fuerte golpe en el hombro y otro junto a la boca a la salida de un pase.

Cerró José Antonio Moreno, menos placeado pero con buenas formas. No se acopló en el tercero y en el sexto realizó una faena de gusto en la que dio buenos pases aunque, simplemente, acompañando el viaje.