Ganado: toros de Parladé, muy bien presentados y de juego desigual. El mejor, por noble y enclasado fue el segundo. Se dejó también el quinto. El primero fue muy a menos, y el sexto fue un marmolillo. El tercero no humilló y el cuarto fue muy violento.

Antonio Ferrera: silencio y silencio.

Eduardo Dávila Miura: una oreja y una oreja.

David Fandila ´El Fandi´: ovación y silencio.

Cuadrillas: Destacaron en la lidia Joselito Rus y Alcalareño.

Plaza: Sevilla. La plaza registró algo más de media entrada en una tarde que resultó muy calurosa.

El diestro Eduardo Dávila Miura cuajó una completa actuación, especialmente en su primer toro, y salió a hombros por la puerta de cuadrillas de la Maestranza de Sevilla, en la que Ferrera y El Fandi no tuvieron lotes propicios, aunque el granadino estuvo más dispuesto que el extremeño.

Dávila Miura está en racha y demostró su gran momento en La Maestranza. Estuvo simplemente perfecto con el segundo de la tarde, al que cuajó de cabo a rabo en una labor templada, pulsando la embestida de un animal noble y al que siempre hubo que cuidar. Los muletazos surgieron limpios y largos, abrochados con sensacionales pases de pecho. Culminó esta faena con magníficos ayudados y si no llega a pinchar antes de la gran estocada con la que finiquitó al de Parladé, podría haber cortado la segunda oreja.

Otro trofeo se llevó del quinto, un animal menos claro que el anterior, que cantó bondades por el pitón izquierdo en una muy buena serie, aunque no fue hasta que cogió Dávila la muleta en la mano derecha cuando rompió el trasteo, algo más desigual que el anterior, aunque con los méritos suficientes para sumar otra oreja.

Ferrera pasó prácticamente desapercibido. Pulcro con su flojo primero, y porfión y algo espeso con el cuarto. En banderillas estuvo simplemente discreto. Por cierto, Ferrera y El Fandi no compartieron los tercios de banderillas después de la agria polémica que han aireado en los medios de comunicación.

El Fandi se enfrentó en primer lugar a un animal con algo de nobleza pero que no terminó de humillar nunca. Pese a ello consiguió enjaretarle algún muletazo de nota. Con el manso y mulo que cerró el festejo no pudo hacer nada más que banderillearlo con brillantez.