Enrique C. V. ha sido condenado a un año y tres meses de prisión y a una multa de 2.100 euros por grabar a su suegra mientras realizaba sus necesidades fisiológicas con una cámara oculta instalada en el lavabo de su domicilio. La sentencia, dictada por el Juzgado Penal número 11 de Barcelona, considera que el acusado, que también deberá pagar una indemnización de 1.200 euros, vulneró con la filmación la intimidad de la víctima. Sin embargo, la magistrada no le impone la pena reclamada por la fiscalía, de tres años de cárcel, al entender que el imputado padece un transtorno psíquico.

La resolución judicial declara probado que, cuando aún convivía con su esposa (después se separó), Enrique C. V. instaló en el cuarto de baño de su vivienda, en la urbanización Can Armengol de Corbera de Llobregat, una videocámara. La escondió en una caja grande --donde previamente hizo un agujero--, encima de la ducha y enfocando directamente el inodoro. De esta manera, "con la intención de atentar contra la dignidad e intimidad de terceros", incide el fallo, obtuvo imágenes de su suegra, Ana María M. V., en las que aparecía realizando sus necesidades fisiológicas, sin contar con su consentimiento.

Durante el juicio, el acusado admitió que había instalado la cámara, aunque solo para probar cómo funcionaba. Pero la jueza sostiene que "el ánimo era el de vulnerar la intimidad del resto de los ocupantes de su domicilio" por dos motivos: el primero, por el lugar donde se puso la cámara, en concreto en el aseo; y el segundo, por las comprobaciones que hizo para que el objetivo enfocase la taza del lavabo y no cualquier otro espacio, como la cortina o, la ventana o el lavamanos. Los peritos inciden en que Enrique C. V. padece un transtorno de la personalidad.