Reportaje

Hablando del no tan vil metal

Las hermandades se recuperan del revés que han supuesto los años duros de la pandemia | Las cofradías sufren la inflación, con un aumento de costes del 10%, pero muchas logran agotar las túnicas a repartir

Palcos en la carrera oficial, cuyo precio este 2023 ha subido un 10%.

Palcos en la carrera oficial, cuyo precio este 2023 ha subido un 10%. / A.J. GONZÁLEZ

Juan M. Niza

Juan M. Niza

Si la Semana Santa del año 2022 fue la de la práctica vuelta a la normalidad de la actividad cofrade tras la pandemia, aunque aún con precauciones, la del 2023 es la de la recuperación del revés económico que supusieron los años más duros de la crisis del covid-19, también con notables salvedades de hermandades que aún andan con el agua al cuello, valga la expresión.

Ciertamente, comenzar una Semana Santa hablando de vil metal puede parecer prosaico, pero en tiempos tan duros pocos asuntos han inquietado más a las hermandades que la tesorería. A fin de cuentas, el dinero «es importante para moverse en la sociedad», recuerda el tesorero de la Agrupación de Cofradías de Córdoba, Francisco Almoguera. En general, responsables cofrades hablan de un panorama en el que las hermandades están volviendo a cierta normalidad económica, eso sí, luchando contra viento y marea.

Vientos a favor

En lo positivo está la solidaridad cofrade. Por ejemplo, muchas hermandades han respondido a cuestaciones extraordinarias para mantener la obra social, que en muchos casos se ha disparado por las nuevas necesidades que ha traído la crisis (por ejemplo, colaborando con unas cáritas parroquiales a veces casi desbordadas) o circunstancias extraordinarias, como fue la ayuda que recogió hace poco más de un año la Entrada Triunfal para los afectado por el volcán de La Palma.

También en el lado positivo se encuentra cierto reimpulso al sentir cofrade (quizá haya que ver en ello una consecuencia de la propia crisis y de los meses del confinamiento) e incluso de ansias por retomar la actividad. Ejemplo de ello sería que la pérdida de hermanos haya sido menor de lo que se auguraba con la crisis sociosanitaria, o la reciente noticia de que este año muchas hermandades (Cristo de Gracia, La Paz y La Merced, entre ellas) han agotado las túnicas a repartir, según informó Diario CÓRDOBA el 21 de marzo.

Vientos en contra

Sin embargo, en el lado negativo pesan esos dos años de ingresos menores por no contarse con las papeletas de sitio y eventos donde las hermandades pueden recaudar fondos (Cruces, Feria, catas, etcétera), así como la actual inflación, altísima para todos y también para las cofradías en los productos que consumen, desde un simple alfiler para vestir a la imagen al seguro de contingencia o el recibo de la luz de la casa de hermandad.

El aumento ha sido mayor en productos cofrades que requieren un alto gasto energético para su fabricación, como la cera, o que sufren los problemas acumulados del campo, en el caso de la flor. En ese último capítulo este periódico también informó recientemente de un incremento de precios que en ocasiones llega al 100%, con responsables cofrades que, como mínimo, estiman que la horquilla del aumento de costes está entre el 20 y el 30%. Más específicamente, hay reveses como la nueva obligación del pago del IVA por las localidades de la carrera oficial, cuyo precio se ha aumentado un 10% después de no haber subido desde el año 2017. Una información del sábado de El Periódico de España, también del grupo Prensa Ibérica, cifraba el incremento de costes medio en las procesiones andaluzas del 10%.

Poniendo cifras

En todo caso, habría que revisar los estudios económicos que se han venido realizando los últimos años sobre el impacto de las cofradías, que en Andalucía se cifraba en 2018 en unos mil millones de euros. Y es que tras la crisis económica del 2008 y la de la pandemia, junto a la inflación y la crisis de abastecimiento de 2021, se ha quedado ya antiguo ese informe de Analistas Económicos de Andalucía (AEA) de 2009, por el que se conoció que el mundo cofrade (incluida la industria artesanal y el comercio todo el año y no solo la Semana Santa) mueve en la ciudad de Córdoba 42,06 millones de euros. Esta cifra a buen seguro se queda pequeña actualmente, aunque está muy en consonancia con lo que se estimaba en 2008 para la ciudad de Sevilla solo en Semana Santa (164 millones) o para Málaga: 103 millones, en este segundo caso según datos actualizados al mes de febrero. 

El último informe cifraba el impacto de la Semana Santa en la provincia sobre los 330 millones de euros

Volviendo a Córdoba, el retorno para las administraciones públicas es de cinco euros por cada euro que se destina al mundo cofrade, según el más moderno informe Valor social generado por la Semana Santa en la provincia de Córdoba, de 2019 y también de Analistas Económicos de Andalucía, pero con dos diferencias sobre el de la ciudad de Córdoba en 2008: tiene ámbito provincial y se circunscribe exclusivamente a la Semana Santa.

Este otro informe introduce el moderno concepto del SROI (Social Return On Investiment) de los beneficios socioeconómicos constatables o percibidos por la población, que se elevaba a 265,94 millones de euros del total de 330.47 millones de euros de beneficios socioeconómicos netos, entre los que también están 9,8 millones de euros de impacto económico directo, 34,45 de impacto económico indirecto y 20,28 millones de impactos inducidos sobre la economía.

Capítulo aparte, está el montante que tanto las agrupaciones como las propias hermandades destinan a obra social, que oscila entre el 10%, del 20 y 30% para la mayoría de las hermandades y en casos como la hermandad de La Piedad (de Palmeras), casi se lleva la totalidad de sus recursos. Un dinero que, valga el oxímoron, no tiene precio.

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