RESUMEN DEL 2022

El 2022, la puntilla en lo social

Aunque se esperaba que fuera el año de la recuperación, la guerra de Ucrania y sus efectos agudizaron los efectos de la crisis

Elaboración de la bandera de Ucrania más grande de España con globos en el Vial Norte.

Elaboración de la bandera de Ucrania más grande de España con globos en el Vial Norte. / FRANCISCO GONZALEZ

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

Una vez más, la realidad superó cualquier ficción. Cuando las entidades sociales y los bolsillos de las clases medias, bajas y muy bajas empezaban el 2022 con la esperanza de inaugurar un año de «recuperación», la Guerra de Ucrania se cruzó en el panorama internacional y en el local haciendo estallar cualquier previsión. Dos años después del marzo fatídico en que todo el mundo se tuvo que encerrar en casa por decreto oficial, un conflicto bélico que diez meses después sigue activo, provocaba otro terremoto social.

La misma solidaridad que brotó de la gente de a pie a raíz del covid-19 resurgió entonces enfocada en atender a las mujeres y niños de Ucrania, generando una ola de donaciones a todos los niveles y un despliegue humanitario nunca visto. A pesar de que el coronavirus seguía activo, multitud de entidades y particulares se embarcaron en la misión de acoger a esos migrantes rubios que llegaban a Europa en sus casas. A medida que pasaban las semanas, los efectos económicos de la guerra sobre los bolsillos de los cordobeses fueron haciendo mella y reorientaron la atención hacia temas más prosaicos, como las subidas constantes del precio del pan y la luz.

La maldita luz que disparó las facturas en el verano más asfixiante que se recuerda. A eso se sumaron en el ámbito social debates legales como la ley trans, que fracturó en dos al movimiento feminista, o la conocida como ley del no es no (o del solo sí es sí), que una vez aprobada, sigue dando que hablar por los efectos inesperados que ha provocado en las penas aplicadas a los delitos sexuales ya juzgados.

En el eslabón más bajo, la cifra de personas sin hogar de Córdoba no ha bajado y aunque la reforma laboral consiguió convertir en indefinidos a muchos temporales y las cifras de paro han dado algún que otro titular positivo, las desigualdades sociales derivadas de la inflación galopante siguen abriendo costuras difíciles de cerrar. La pandemia supuso un guantazo para la estructura social y la Guerra de Ucrania ha clavado la puntilla. Superados tres años consecutivos de crisis aguda, habrá que esperar que el siguiente sea, por fin, el de la recuperación. 

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