Inicio frustrante en cuanto a resultados, aunque ilusionante ante ciertas fases del juego desplegadas por los de blanquiverde. El Córdoba Futsal ha iniciado el curso enmarcado en una lucha continúa por imponer las luces sobre las sombras, tarea compleja, aunque sostenida por las buenas sensaciones que está dejando buena parte de la plantilla incluso más allá de los marcadores. En esas, entre otros muchos nombres, está destacando sobremanera una de las nuevas piezas del esquema, Lucas Bolo, que con uno de sus dos zapatazos ante el Barça en el Palau (6-4), el segundo, concretamente, ha conseguido adjudicarse el título del mejor gol de la jornada 2 en Primera División, con una diferencia pasmosa respecto al resto de competidores, incluso pese a la derrota en tierras catalanas.
La de Lucas Bolo fue una de las grandes figuras en el pasado encuentro ante el vigente campeón de Liga y de Europa, en el que el internacional argentino brilló, exhibió pegada y mostró las señas que hicieron interesarse por sus servicios a la dirección deportiva califa, con dos goles tremendos como justificante. Sin duda, en apenas dos envites del calendario, la gran entrada del experimentado cierre a la dinámica de los de Josan González se ha convertido casi en una obviedad, situándose como en fijo de las rotaciones y una de las armas más afiladas para su técnico, también a balón parado, donde el bonaerense se ha cargado de galones, como a su vez pudo verse en la primera de sus dianas en el Palau, con otro zurdazo a la escuadra tras una pequeña acción ensayada junto a Alberto Saura.
Su adaptación al cuadro de Vista Alegre ha aportado un rendimiento casi inmediato a pesar del adverso estreno liguero, dando cuenta de su calidad y claridad para elevar las prestaciones del Córdoba Futsal más allá durante este curso. Un recambio que llegó para llenar el vacío tras las salidas de Caio y Ricardo Mayor, pero que en apenas un par de lances ha conseguido dejar patente su total garantía. La primera toma de contacto, de este modo, ha sido más que positiva. Toca reafirmarlo, aunque ahora con puntos.
La pizarra de Josan, mejor con Bolo
La llegada del argentino, entre otras cosas, ha aportado una potencia desmedida a la propuesta ofensiva del equipo en la estrategia, dotando de un perfil zurdo más a la plantilla para completar la aportación de Miguelín -similar en ese contexto- en las acciones a balón parado, donde hasta ahora era monopolio casi absoluto del balear. En apenas dos jornadas, como se ha visto, Josan González ha demostrado que no le tiembla en absoluto el pulso a la hora de reestructurar el puzle y otorgar peso a uno de sus nuevos fichajes como Lucas Bolo, con el que la pizarra blanquiverde ha ganado un vértigo singular.
Más allá de los goles, la elaboración en estrategia del nuevo Córdoba Futsal indudablemente ha destapado todo un caladero de ocasiones, una esencia reconocible, encontrando así una fórmula más para encauzar sus tentativas en este curso, a diferencia de en el pasado, en el que la pizarra no tuvo especial impacto ni protagonismo.