¿Será esta la definitiva? ¿Habrán pasado ya todas las olas del tsunami pandémico y será verdad que con mayo todo volverá a florecer? Esa es la esperanza con la que los cuidadores de patios afrontan este año de crisis, en el que de nuevo abrirán generosamente sus casas al público para competir por un premio, pero sobre todo, para contribuir al despegue de la economía cordobesa «aportando su granito de arena», según comentaban algunos ayer tras la presentación de la Guía de patios de CÓRDOBA 2021. Una gala que estuvo sembrada por los guiños de humor del presentador, al que le devolvieron el guante en más de una ocasión. Esa frase, la de «aportar nuestro granito de arena», es una especie de lema que se oye cada año entre quienes acicalan su patio para el concurso, por más que granito a granito hayan podido levantar casi una montaña. 

Año tras año, se presentan por la ciudad, pero también por ellos, confiesa más de uno que, después de tanto tiempo, no entiende un mes de mayo en Córdoba sin abrir la puerta de su casa a las visitas. «Patio significa compartir», destacó el presidente de la asociación Amigos de los Patios, Miguel Ángel Roldán, «yo he vivido en una casa de vecinos con mi abuela y con mis tíos y recuerdo las tertulias de las cinco de la tarde en el patio, cuando las mujeres se sentaban a coser, allí se celebraban bautizos, comuniones, cumpleaños, porque el patio era sinónimo de compartir, siempre lo ha sido y eso fue lo que reconoció el título de la Unesco».

Otros ponen el acento en la primavera y el gentío: «Mayo es patios y los patios son mayo y eso significa bullicio, calles llenas de gente y alegría». Así lo ve José Antonio López, cuyo Patio del Arco, en Barrionuevo 43, volvió en el 2019 al concurso tras un paréntesis de una década para tener que cerrar de nuevo un año después por culpa del virus. «Los patios en octubre no son lo mismo, la del año pasado fue una edición triste, rara», aseguró. A los cuidadores de patios no les duelen prendas hacer esfuerzos para conseguir que sus casas luzcan bellas, aunque no corren buenos tiempos para los gastos extraordinarios. «Los granizos me han arruinado una parte de las flores, pero con todo lo que llevo gastado ya no puedo gastar más, así que habrá que confiar en que salga el sol y se recuperen algunas», comentaba Mercedes Romero. La queja se repite en más de un corrillo, aunque los daños han sido desiguales según la fuerza del granizo en cada zona de la ciudad. Pese a los efectos de las tormentas, este año las flores escasean en los viveros. «El 2020 fue una ruina para el sector, que tuvo que tirar muchísimas plantas, y este año hay menos flores de las que se ponen habitualmente a la venta», explicó una cuidadora. 

La pandemia les ha descubierto a todos la suerte que tienen después de pasar tantas horas recluidos en sus casas. «El confinamiento nos ha hecho ver que tenemos un tesoro y que, frente a los pisos minúsculos en los que se han encerrado otras familias, nosotros tenemos nuestro patio con el cielo abierto», comentó Rafael Barón, de Pastora 2. Aunque al final no ha sido posible cumplir con la petición de vacunar a todos los cuidadores antes del concurso, las personas de más edad ya están inmunizadas. «Tengo las dos dosis puestas ya», confirmó Ana Muñoz, feliz, igual que Ana de Austria, cuidadoras octogenarias que parecen conocer el secreto de la eterna juventud a juzgar por sus semblantes, libres de arrugas. Ana de Austria, a sus 86 años, sigue trajinando todos los días del año en su patio, por lo que la actividad física está garantizada, no le hace falta ni a ella ni al resto ir al gimnasio para estar en forma. «Yo creo que estar rodeada de flores rejuvenece», asegura convencida.

En las conversaciones con los cuidadores, también se oyó a algún negacionista, que según dijo, de momento, se alegra de que no lo hayan llamado para vacunarse porque no habría ido. Seguro que el debate está abierto en su casa cuando las visitas saquen el tema de la pandemia a relucir. Es lo que tiene la fiesta de los patios, que pese a las colas que se ven los fines de semana, hay tiempo para hablar de lo divino y de lo humano. Por cierto que este año algunos patios no podrán participar en el concurso por exceso de cupo, y hay quien se ha ofrecido a abrir su casa fuera de concurso. Santiago Hernández, de Zarco 13, lo hará en un acto de generosidad que también define a la gente de la provincia. Y si no, que se lo digan a Anselmo Córdoba, que con la euforia del inicio de la fiesta se ofreció a celebrar en 2022 una fiesta por todo lo alto. No sabía que algún redactor jefe lo haría público. Sellado queda.