Al igual que Alonso Quijano, saturó su mente con libros de Caballería, al punto de montarse en un rocín flaco y lanzarse a la aventura de enderezar entuertos, convirtiéndose en un caballero andante. Nuestro personaje, Manuel Ceular Luque, apodado ‘El directo’ , trabajaba de guardagujas de Renfe. El sobrenombre le venía de su padre, basado en un tren que le llamaban ‘El directo’. Este hombre era tan admirador de Manolete que se transformaba en torero casi todos los días, se echaba su capote a la espalda (chaqueta) y al igual que el Quijote transformaba los molinos en gigantes, Manuel convertía los coches y bicicletas en morlacos de diversos encastes, no sin antes haberse flagelado con unos pocos medios de Montilla-Moriles. Lo recuerdo perfectamente en las inmediaciones del coso de los Tejares, allá por los años 50, siempre procuraba no molestar a nadie. Una de sus anécdotas se produjo «toreando» en la plaza de San Agustín. Un gracioso le roció con una cubeta de agua y Manuel respondió: «Se suspende la corrida por la lluvia». Fallece el 29 abril del 68. Estimo que ‘El directo’ merece ser recordado como personaje popular de tiempos en que cualquier cosa nos alejaba de las «penurias» de la época.