Opinión | Colaboración

Antonio Gala

Hoy se cumple un año desde que falleció en Córdoba, su ciudad más querida, Antonio Gala. El tiempo, habitualmente, borra las imágenes, confunde los tonos de las palabras y difumina los recuerdos. Pero hay personas especiales, casi mágicas, que vencen el olvido y siguen presentes en la imagen de los que tuvieron la fortuna de leerlos, de verlos, oírlos, o admirarlos.

Ese es Antonio Gala, poeta, novelista, dramaturgo y ensayista, al que escribo en presente porque su figura, su obra literaria y su hijo más querido, la Fundación Antonio Gala, permanecen muy vivos entre todos los cordobeses, los andaluces, los españoles y los miles de ciudadanos del mundo que han tenido la suerte de leerlo, escucharlo o conocerlo.

En breve, Córdoba hará patente su cariño con la inauguración en bronce y en piedra de tu figura, y con el nombramiento del templo de los libros que es la Biblioteca Central de Córdoba, como homenaje a tu admirable obra. Con esa escultura junto a tu amado Gran Teatro, admiraremos tu apostura y podremos recordarte con una de tus frases inmortales: «Ser de Córdoba es una de las pocas cosas importantes que se pueden ser en este mundo».

La Fundación Antonio Gala, en nombre de los jóvenes creadores, y el Ayuntamiento de Córdoba, en nombre de sus ciudadanos, hacen justicia a tu obra y a tu persona dándote un lugar imperecedero que sirva de lugar de encuentro para la cultura y para los creadores que te sucederán.

Gracias, Antonio, por haber vivido y por haber sido como tú has querido.

*Presidente de la Fundación Antonio Gala

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