Opinión | Con permiso de mi padre

La indecencia no es una opción

Todos tenemos preferencias, gustos que hemos adquirido con el paso de los años, o con la costumbre o la herencia. Desde el equipo de fútbol al punto de la carne.

La vida es pura elección, incluso cuando creemos que no nos decantamos, y en política resulta muy evidente, más en los tiempos de esta España casi bipolar (aunque hay quien piensa que los mayoritarios son los mismos con diferente chaqueta), en que hay que posicionarse sobre cualquier cosa, incluso si no te preguntan, no vaya a ser que parezca que no estás en el bando correcto.

Y todo tiene que ser blanco reluciente o negro carbón, sin espacio a matices, a medios tonos, o a apartarse de lo preconcebido, y por esa estúpida falacia hay quien no concibe a un progre taurino o a un homosexual de derechas.

Por supuesto, esos bloques etiquetados y cerrados son cuidadosamente delimitados por cada partido, no vaya a ser que sus votantes se salgan de la norma y adopten mantras que no les corresponden. Si eres de izquierdas tiene que gustarte el cine español, y punto. Y si eres de derechas, has de ser fan de la Semana Santa. Como si no fuéramos mucho más complejos y multicapas. Y sobre todo, como si no pudiéramos cambiar de opinión y dejar de «ser de un partido» y darle nuestro voto a otro, porque el voto es nuestro y se lo prestamos a quien creemos oportuno en cada ocasión.

En lo que desde luego no puede haber matices es en temas que atañen a la decencia y que tienen que ver con mantener nuestra condición de seres humanos. El derecho a la vida, la dignidad de las personas... por eso me ha repugnado hasta la náusea que no haya habido una condena unánime y sin matices por parte de nuestros políticos, los tertulianos, los creadores de opinión y el artisteo, al asesinato de dos guardias civiles en el cumplimiento de su tarea de protegernos y velar por nuestra seguridad. Que alguien tenga la indecencia de negar un minuto de silencio en señal de respeto es absolutamente repugnante. Que no se mencione en la noche del cine por parte de ninguno de los asistentes es para analizar. Y no me digan que estaban a otras cosas, que para hablar de Palestina o de feminismo sí hubo tiempo. Como si la Guardia Civil fuera patrimonio de una facción ideológica y contraria a otra. Como si no protegieran las fronteras todos, como si no vigilasen a los delincuentes para todos, como si no escoltasen a los políticos de todo signo.

Indecencia, vergüenza, ignominia, asco. De todos los colores.

*Periodista

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