Opinión | TRIBUNA ABIERTA
Pendientes de Galicia
La subida en las encuestas de Ana Pontón puede dar un vuelco a los resultados y acabar perjudicando al PP
Mañana Galicia vota en unas elecciones en las que lo esperado era una nueva mayoría absoluta del PP. Desde que Fraga enarboló la bandera del galleguismo conservador, en las autonómicas gallegas gana el PP (con una sola excepción), lo que no siempre ocurre en las generales y en las municipales, donde el PP controla solo dos de las siete grandes ciudades.
Ahora el resultado es más incierto. Nadie duda de una victoria amplia del PP, pero su peligro es que si no logra la mayoría absoluta de 38 escaños (tiene 42) será muy difícil que conserve la Xunta. La campaña empezó con el PSOE en muy mala posición. En las últimas autonómicas ya quedó tercero, detrás del BNG, el bloque nacionalista, que en el Congreso tiene solo un escaño. Y Sánchez acababa de sufrir un serio varapalo con el rechazo por el Congreso de la ley de amnistía. Los siete diputados de Junts se unieron al PP y Vox para rechazarla. Una ley, exigencia de Puigdemont y que debía ser el cimiento de la legislatura, naufragaba con los votos de Puigdemont.
Un gran caos. La legislatura de Sánchez quedaba en el aire y encima el candidato del PSG y antiguo alcalde de Lugo, José Gómez Besteiro, no arrancó bien, pues el voto progresista ha tendido a concentrarse en el BNG de Ana Pontón, más a la izquierda.
Pero la campaña del PP tampoco ha ido bien. El actual presidente y candidato, Alfredo Rueda, no tuvo un buen inicio en el debate de la televisión gallega y algunos sondeos apuntaban que el PP perdía margen. La encuesta de El Periódico y El Faro de Vigo del domingo pasado le daba una horquilla de 38-39 diputados (mayoría absoluta raspada) y constataba una gran subida del BNG, cuya candidata, Ana Pontón, era valorada, con una nota de 5,7, mejor que Alfredo Rueda (5,3). Y en la de El País el resultado del PP era aún más incierto (de 36 a 40 escaños), se confirmaba el ascenso del BNG y, además, el gobierno que los gallegos decían preferir (46,5%) era una coalición del BNG- PSG frente a otro monocolor del PP (29%) y una coalición PP-Vox (7,5%).
Y que el PP pueda perder la mayoría absoluta -un fuerte revés para Feijóo, pues Galicia es la autonomía emblemática del PP- es lo que dice la última encuesta, la del CIS, ya que le da al PP entre 34 y 38 diputados. Claro que la credibilidad del CIS no está en su mejor momento.
Y el interés subió el pasado fin de semana al publicarse una conversación de Feijóo con 16 periodistas, pactada como no atribuible, en la que el líder del PP matizaba su posición. Seguía radicalmente en contra de la amnistía, pero admitía que la consideró (24 horas) en las conversaciones con Junts, se abría a un «indulto condicionado» y admitía que sería difícil probar un delito de terrorismo a Puigdemont, la tesis del juez García Castellón que impediría que el expresidente catalán se beneficiase de la ley de amnistía tal como está redactada.
La inflexión de Feijóo, que habló de la reconciliación con Catalunya, va en la dirección correcta y es acorde con sus declaraciones en Barcelona tras ser elegido líder del PP, pero ha generado confusión. ¿Por qué decir en plena campaña gallega algo sobre Catalunya que choca con su discurso de los últimos meses, que puede desconcertar a sus votantes y alimentar las críticas de Vox (el PP es como el PSOE), y dar munición a los ataques socialistas? Algunos dicen que es para cubrirse de posibles revelaciones de Puigdemont sobre los contactos PP-Junts antes de la investidura. Y es cierto que Puigdemont dijo que el voto del Parlamento Europeo de la semana pasada sobre su relación con Rusia no se habría producido si hubieran votado la investidura de Feijóo, «o impedido la de Sánchez». Y Puigdemont concluía con un enigmático «todo se sabrá».
Pero lo que diga Puigdemont tiene poca credibilidad para los electores del PP. Y, además, ¿por qué «matizar» sobre Catalunya en plena campaña? Tiempo habrá. En el PP confían en el voto tradicional y creen que la polémica sobre la amnistía tendrá poco efecto en el electorado gallego. Pero hay nervios y Rueda repite un error de Feijóo en las generales al no acudir al debate de candidatos de TVE.
Hoy las cosas están más confusas que al inicio de la campaña. El resultado de Galicia es ya una gran incógnita. Y tendrá consecuencias.
* Periodista
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