Opinión | firma invitada

La festividad del Jueves Lardero

Las calles de Fernán Núñez se impregnan de aromas de azúcar, canela, ajonjolí

Hornazo gigante de 2023 en Fernán Núñez.

Hornazo gigante de 2023 en Fernán Núñez. / CÓRDOBA

Se acerca Carnaval y Fernán Núñez se impregna de aromas peculiares y un tanto genuinos: son los aromas que trae el Jueves Lardero, fiesta ancestral que, desde la Edad Media, tras muchos siglos de fervorosa y reiterada práctica, penetró en lo más profundo de los genes de los habitantes de la campiñesa villa ducal, hasta llegar a formar parte de nuestras propias esencias.

Casi olvidada ya la Navidad, un nuevo espíritu impregna el ambiente campiñés con aromas de primavera, dando paso a una eclosión de la naturaleza; incluso los días aportan otra luminosidad, provocando un estallido vital que inaugura un nuevo ciclo vegetal, envuelto todo ello en fragancias de flor de almendro y azahar.

A la par, las calles de Fernán Núñez se impregnan de aromas de azúcar, canela, ajonjolí y otras especias aromáticas que acoge la masa del pan blanco enriquecida con manteca de cerdo. Todo esto se materializa en el hornazo, el dulce alimento por antonomasia de Fernán Núñez y, a la vez, la materia gastronómica esencial del Jueves Lardero.

Contrastada la realidad de que el Jueves Lardero se celebra en Fernán Núñez desde época inmemorial, procede aportar explicaciones. En este sentido, la interpretación sociológica se presenta en dos vertientes, ambas tratadas ya por quien esto escribe, y que nos llevan a dos versiones distintas y no necesariamente contradictorias.

Una primera versión habla de las victorias militares de las huestes del Conde de Fernán Núñez en la conquista de Granada, así como de la comunicación del señor a su esposa para que, reuniendo al vecindario en una celebración campestre, las buenas y humildes gentes del lugar celebrasen también la victoria militar. Los leales vasallos degustaron un pastel, dulce o torta con el que la casa condal obsequió a todos y cada uno de los habitantes del pueblo. Era un nutritivo manjar, rico en manteca, y que estaba elaborada con masa de pan, azúcar, manteca y especias, manjar que, además, llevaba en su parte superior un huevo cocido. Esto es, ni más ni menos, el hornazo, que después de tantos siglos continúa vivo y latente en Fernán Núñez. Desde esos hechos partiría, dicen algunos cronistas, la celebración anual del Jueves Lardero.

La segunda interpretación es más universalista, y enmarca el Jueves Lardero en el ámbito de las celebraciones precuaresmales. En este sentido, su celebración coincide con el jueves anterior a carnaval, el último día antes de que la Cuaresma obligara a prescindir de la carne en la alimentación de los creyentes cristianos. Significa ello que el Jueves Lardero alcanzaba una dimensión universal, estando constatada su celebración no sólo en toda España, sino también en muchos lugares de Europa.

Sin embargo, un hecho diferencial matiza esta realidad: Fernán Núñez es el único caso que conocemos de una población en la que perduró el Jueves Lardero a través de los siglos, hasta el extremo de elevarlo al rango de Fiesta Local Oficial.

¿Por qué se mantuvo en Fernán Núñez? Quizá aquellas otras circunstancias locales antes mencionadas fueron las propiciadoras de esta permanencia secular.

Hoy, está desechada ya la idea de que el Jueves Lardero fuera algo exclusivo de Fernán Núñez, imponiéndose la otra interpretación universalizadora.

En cualquier caso elementos básicos y constantes son: es una celebración campestre, trasladándose la gente al campo, donde las gentes se trasladan a disfrutar de un día en la naturaleza, jornada que culmina con la degustación del hornazo.

Es, por tanto, a la vez, una verdadera fiesta gastronómica y de exaltación de la primavera y la naturaleza, fiesta en la que además se rinde culto a la carne, al «lardo» o tocino, ya sea en forma de hornazo o bien de la más enorme variedad de embutidos obtenidos del cerdo. Y es que había que prepararse para el largo periodo de abstinencia que imponía la Cuaresma, cuarenta días de comida sobria y sencilla, en la que la carne estará completamente ausente de la mesa y la dieta de los fieles.

El Jueves Lardero: un verdadero prodigio de conservación de una fiesta que los siglos no consiguieron borrar.

*Cronista oficial de Fernán Núñez

Suscríbete para seguir leyendo