Opinión | la rúbrica

Sánchez, ¿lúcido o temerario?

Pedro Sánchez remató 2023 con algunas de sus decisiones más polémicas. A su disposición a conceder la amnistía a los imputados del procés se ha sumado esta misma semana la entrega a EH Bildu del Ayuntamiento de Pamplona. Si la primera de las medidas ya es controvertida, la segunda ha contribuido a inflamar aún más el debate político español. No solo porque el PP basa en ellas su hiperbólica oposición, sino porque hay muchos ciudadanos que no acaban de entenderlas. Personas también de izquierdas, para las que Carles Puigdemont y Bildu son las bestias negras de la democracia española y que no las consideran todavía rehabilitables. No contribuye mucho a la comprensión ciudadana que el Gobierno y el PSOE no hayan explicado aún debidamente los pactos con Junts y con Bildu, más allá de genéricas declaraciones sobre la necesidad de recuperar la normalidad política y social del país. Se supone que se adoptan buscando la reconciliación de la sociedad catalana, en el caso de las medidas de gracia a los políticos del procés, y facilitando la incorporación total a las instituciones, en el de los radicales vascos. Los primeros no han mostrado signos de arrepentimiento, dicen que no renuncian a la unilateralidad, y a los segundos, que rechazaron la violencia en sus estatutos fundacionales, les falta, 12 años después de la desaparición de ETA, asumir críticamente su pasado y contribuir a reparar el dolor de las víctimas.

El propio Sánchez ha admitido que son medidas que derivan del apoyo de esos grupos a su investidura. «Hacer de la necesidad, virtud», proclamó. La necesidad estribaba en obtener los votos suficientes para seguir en la Moncloa. Queda por saber si la virtud es fruto de la temeridad propia de esa ambición desmedida, que le atribuyen sus críticos, o si proviene de una mente lúcida, capaz de ver más allá que el resto de los mortales. Quienes se inclinan por esta última opción comparan estas concesiones con la legalización del PCE, decidida por Adolfo Suárez al inicio de la Transición. Aquello fue arriesgado, pero aceleró la llegada de la democracia. Solo el tiempo desvelará si el audaz camino elegido por Sánchez lleva al éxito o al fracaso. O, simplemente, a que todo siga igual.

*Periodista

Suscríbete para seguir leyendo