Opinión | Fútbol

La estrella del Madrid

Bellingham, cuyas cifras goleadoras y su influencia en el juego asombran, ha llegado al club con la humildad de los más grandes y disfruta como un niño por haber cumplido un sueño

Jude Bellingham.

Jude Bellingham. / EP

El debate ya está en la calle: ¿es Bellingham el mejor jugador del mundo en la actualidad? Es la pregunta, con muchas respuestas afirmativas, que se hacen los aficionados al fútbol. El inglés ha caído de pie en la Liga española, no hay duda. Las cifras goleadoras y la influencia en el juego de su equipo asombran. Se ha adaptado tan rápido que parece llevar cinco años en el club. En Girona exhibió, con gol y asistencia, lo mejor de su amplio repertorio. Por eso no hay debate en la siguiente aseveración: Jude es la nueva estrella del Real Madrid, el líder del proyecto, el faro del equipo de Ancelotti. Y ya no es sólo por su fútbol, efectivo, elegante y vistoso como pocos. Bellingham ha llegado al club con la humildad de los más grandes, disfruta como un niño por haber cumplido un sueño. Es un chaval con la madurez del que ha salido pronto de casa para ir a otro país, Alemania, con un idioma diferente y triunfar. Moraleja: qué bueno es salir y ver lo que hay fuera.

Punto y aparte es su personalidad. Solo tiene 20 años y ya se ha convertido en un líder por su actitud dentro y fuera del campo. En el césped se echa el equipo a la espalda cuando hace falta, y siempre con una sonrisa. Ante los micrófonos también es ejemplar. El sábado lo tenía muy fácil para salir y presumir de su maravillosa asistencia con el exterior a Joselu. En lugar de eso se acordó de Modric, al que puso como ejemplo cuando el croata está pasando por sus peores momentos en el Madrid. Y cuando no es Luka es Kroos o cualquier otro compañero. El equipo siempre está por delante de él. Por todo este compendio de cosas, ya es un ídolo para su afición, se ha ganado el corazón de los madridistas. Ese gesto, esa imagen ya icónica con los brazos levantados mirando al frente dedicando el gol a su gente y ese cántico, “Jud, Jud, Jud”, coreado por toda la grada, lo constatan. Todo podría haber sido diferente. En verano tenía dos ofertas de la Premier League, lógicamente más poderosas económicamente, pero eligió hacer realidad su deseo de vestir la camiseta blanca. Bellingham sí eligió hacer caso a su corazón.

Sergio Ramos, titular. Más allá del autogol ante el Barça (poco podía hacer para evitarlo), Sergio le demostró a Mendilibar, y también a De la Fuente, que su jerarquía en el fútbol español sigue intacta.

El aficionado viral del Athletic Club. Es, sin duda, la imagen de la jornada. Aguantó con una sonrisa a toda la grada de la Real celebrando la goleada en el derbi vasco. Un gran ejemplo en los tiempos que corren. Bravo por las dos aficiones.

Jon Rahm y Seve Ballesteros. Lo que ha conseguido el golfista español en esta Ryder Cup recuerda a las hazañas del gran Seve, el pionero del golf en nuestro país. El homenaje de la afición de Roma al genio de Pedreña pone los pelos de punta.

Jorge Martin y Marc Márquez. El motociclismo español vuelve a sonreír. ‘Martinator’ está cada vez más cerca de Bagnaia y va a por el título de Moto GP. En cuanto a Márquez, regresó al podio un año después. Ojalá la próxima temporada consiga una moto al nivel de su leyenda.