Opinión | la curiosa impertinente

Reacciones

«El PSOE, que ha perdido, ha reaccionado con euforia chulesca»

Tras la noche electoral se han producido reacciones viscerales e inelegantes. El PSOE, que ha perdido, ha reaccionado con euforia chulesca, incluido Page, el supuesto socialista bueno, que qué bochorno, por favor, la ocurrencia choriza de Vox. El PNV, sin asumir aún la derrota frente a Bildu, le ha dado portazo a Feijóo, cosa que Arzallus no hizo con Aznar, y se ha jactado de parar a la derecha, como si derecha no fueran ellos. El delincuente de Waterloo, que tendrá que votar que sí a Sánchez, ya ha pedido Pascuas antes que Ramos, o sea que antes lo suyo y luego todo lo demás, y Sánchez antes de irse de vacaciones ya ha encargado a Sumar --¿verdad Yolanda?-- que negocie con el prófugo y con los indultados, que lo que hace poco hubiera escandalizado y provocó una revuelta en Ferraz es ahora bueno para el convento. Sumar, que ha restado en comparación con Podemos, se cree lo de su resultado extraordinario, y Podemos ya anda en lo suyo, poniendo zancadillas. Vox sigue, nefasto e incongruente, anunciando que lo que más desean es que el PSOE no gobierne, mientras obstaculizan en Murcia y Aragón los gobiernos del PP. Por otro lado, el PP acierta cuando no tira la toalla, pues el logro de Feijóo ha sido extraordinario, aunque las fallidas expectativas conviertan en derrota lo que fue una valiente victoria y se líe en el análisis posterior.

Recuerdo hace muchos años a mi querida suegra, tras las sucesivas y aparentemente interminables victorias de González, lamentarse de que ella nunca volvería a vivir un gobierno de derechas. Algo parecido me dijo el otro día mi hija, como que el PP nunca volvería a tener una mayoría absoluta. Como yo he vivido más, le digo que nunca hay que dar nada por sentado. Mientras, el PP pide al PSOE reflexión y el reconocimiento de que su partido ha ganado las elecciones y el PSOE, que se lo se niega, pide a los independentistas reflexión sobre quién ha ganado las elecciones en Cataluña.

En conclusión, todos piden que sea el otro el que reflexione, mientras Bolaños nos manda a los españoles de vacaciones.

*Profesora

Suscríbete para seguir leyendo