Opinión | ELECCIONES MUNICIPALES 2023

La emoción de votar

Apelo al hecho de ser responsable y tener participación activa

Siempre que llegan unas elecciones siento una gran emoción. Es muy parecida a la que sentí al cumplir los 18 años y me dijeron que ya podía votar. Bueno, en realidad, lo sabía desde mucho antes de cumplirlos; me refiero a lo de votar y a lo de poder irme de casa a partir de ese preciso instante y hacer de mi capa un sayo. Más tarde me di cuenta de que no todo el monte es orégano, por seguir con el refranero español tan sabio y tan contradictorio, a veces. Aquí me refiero también a lo de su supuesta sabiduría. ¡Aich! Que me voy por los cerros de Úbeda. En la sociedad actual hay una crítica exacerbada de cada pequeña cosa que sucede. Por supuesto que es una opinión subjetiva (como cualquier opinión, dicho sea de paso), y no quiero yo crear más polémica de la que hay ni granjearme enemistades, ni siquiera amistades. Ese cupo, de momento, lo tengo cubierto.

Aunque he de decir apoyada en mi propia contradicción que abierto tengo mi corazón a todas aquellas personas que me hagan cuestionarme y cuestionar. En definitiva, que me hagan crecer, no en estatura, que eso ya no es posible, pero sí en entendimiento y, por tanto, en comprensión.

Unido al ejercicio del voto, me inculcaron desde bien pequeña el de la responsabilidad. Según la RAE, ser responsable es ser consciente de nuestras obligaciones y actuar conforme a ellas. Una declaración de intenciones en una sola palabra. ¡Qué grandeza esconden muchas de ellas! ¿Verdad? Pues siempre que se acercan unas elecciones apelo al hecho de ser responsable y tener participación activa en el mayor ejercicio democrático: votar.

Y hagámoslo reflexionando, si es posible, sobre las consecuencias que nuestro voto puede tener en la sociedad. Una sociedad que, presupongo, todos queremos libre y sustentada en un Estado de derecho. El «sólo sé que no sé nada» dejémoslo al filósofo. Sepamos qué esconden los programas electorales, sin prejuicios ni cortapisas y, sobre todo, sin olvidar que todos somos responsables en la medida en que podemos participar y no lo hacemos, por pereza o por hastío, como si tuviéramos una verdad incuestionable cuando sé, y eso sí lo sé con certeza, que la verdad no existe.

Cuando uno vive en comunidad tiene que ser consecuente con lo que ello significa, y equivocarse o acertar, pero siempre ser activo. En eso consiste la democracia: estar vivo en una sociedad que sigue caminando y haciendo camino al andar y que, en algún momento, echará la vista atrás. Ustedes ya me entienden.

*Actriz y cantante

Suscríbete para seguir leyendo