Diario Córdoba

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Marisol Salcedo

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Marisol Salcedo

Comprar por piezas

Hasta donde me alcanza la memoria --hasta donde no me alcanza ya se encargan las crónicas familiares de recordármelo-- he pasado siempre las vacaciones de verano en la Costa del Sol, lo que ha constituido una atalaya privilegiada para ser testigo, casi desde sus comienzos, de la explosión turística, que desde entonces no ha parado de crecer. Los extranjeros, como los llamábamos entonces, nos resultaban seres tan extraños como ahora los extraterrestres, incluso más, porque después de tanta ciencia ficción como nos hemos metido en la cabeza estamos bastante familiarizados con ellos. El aspecto y las costumbres de los extranjeros nos inspiraban curiosidad, y cuando nos reuníamos por las tardes con la familia y los amigos en las terrazas de los cafés que había enfrente del puerto de Málaga, muchas veces el tema de conversación giraba en torno a ellos. Se comentaba la altura, la belleza o no belleza de las personas y las vestimentas, que a veces escandalizaban tanto como algunas costumbres.

Tendría entonces cinco o seis años. Bastantes años después, ya en Fuengirola, mientras hacía la compra, pude observar que los extranjeros --podría especificar las nacionalidades, pero no añadiría nada al relato porque era un criterio común a muchas de ellas-- compraban por piezas. Nosotros solemos comprar por kilos, medios kilos, cuartos de kilos o cuarto y mitad, pero ellos llegaban y, por ejemplo, pedían dos peras, cuatro naranjas y dos tomates. Y lo mismo con la carne y el pescado. Por imitación, los españoles nos hemos ido apuntando a la fórmula. Ayer, sin ir más lejos, en la pescadería, una señora pidió un calamar -grande, eso sí- ocho langostinos, ocho mejillones y veinticuatro almejas. Me aventuro a adivinar que tales ingredientes iban destinados a una paella o un arroz caldoso. Miré a la pescadera a ver cómo reaccionaba, pero ni se inmutó, así que no debió extrañarle mucho la petición.

Hace poco he oído en la tele que la crisis económica que padecemos y que no se cansan de repetirnos que en los meses venideros será mucho mayor, nos obligará a reestructurar la lista de la compra y los menús. A ver cómo se conjuga eso con mantener una dieta saludable y equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres y, como fuente de proteína, preferentemente pescado; con lo que también nos bombardean diariamente. ¡Con el precio que tiene todo eso! Que la Virgen de la Fuensanta nos coja confesados.

* Escritora y académica

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