Diario Córdoba

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Miguel Donate Salcedo

CALIGRAFÍA

Miguel Donate Salcedo

Alguacil del agua

Visitamos La Rábida hace algunos días y desde entonces, por pura impresión, ando aprendiendo lo que puedo de los viajes colombinos. La capacidad de una embarcación para realizar una travesía transatlántica depende directamente de la cantidad de agua que pueda transportar, de modo que las naves se clasificaban por toneladas, siendo la Santa María, por ejemplo, de 230 toneladas: cargaba hasta 230 toneles de agua para la tripulación. A cada marinero le correspondían, según leo a Eslava Galán, medio azumbre de vino y dos azumbres de agua por día. Un azumbre es ligeramente más que dos litros.

Existía un oficial específico encargado de administrar el agua potable, llamado alguacil del agua. En el primer viaje de Colón, en el que se produjo el descubrimiento de América, el alguacil del agua era cordobés: Diego de Arana. Tiene gracia que desempeñara el cargo un ser humano acostumbrado al calor y la generosidad con el agua, porque en Córdoba de calor y de dar agua al que lo necesita sabemos un poco. Diego de Arana, que muchos llaman Rodrigo, era primo de Beatriz Enríquez, la amante de Colón (al menos la más estable) durante toda su vida, madre del cosmógrafo Fernando Colón. Fernando tiene calle, Colón tiene sus jardines y la plaza y la estatua en el Alcázar; Arana no tiene nada en Córdoba (sí en Granada, una calle) y Beatriz Enríquez tiene una calle, que es la paralela a Abderramán III en Huerta de la Reina.

Desconozco cuándo se puso el nombre a esta calle. Sí que sé que se le quiso dedicar una ya en 1892, con motivo del cuarto centenario, pero Rafael Ramírez de Arellano, que pasaba por allí (literalmente pasaba, camino de Madrid desde Málaga, para instalar una exposición colombina) publicó un artículo durísimo en La Unión, oponiéndose, y lo cito a él mismo explicando su oposición, «a que se perpetuase el nombre de una cordobesa cuya única celebridad consistía en haber sido un poco ligera de cascos, aunque fuese la querida de un gran viajero y la madre de un escritor insigne». Pudo convencer al ayuntamiento, cuenta en un artículo de 1900, de que «tal nombre sólo sería un padrón de deshonra». En el artículo estudia a los Arana, y resuelve la confusión entre Diego y Rodrigo de Arana, siendo Rodrigo padre de Diego y Diego el alguacil del agua de la Santa María. Se detecta en el artículo cierto clasismo desabotonado, aunque con el minucioso análisis genealógico estableció D. Rafael, creo que sin querer, que era más ilustre la casa de Beatriz Enríquez que la de Colón. Para el certamen literario convocado en 1892 a fin de ensalzar el casamiento entre Colón y Enríquez (nunca se casaron) también tiene varios cañonazos Ramírez de Arellano.

Diego de Arana murió con 24 o 25 años en el Fuerte Navidad. Colón lo dejó al mando de los 36 marineros que quedaron en La Española cuando volvió a España, junto a Pedro Gutiérrez y Rodrigo de Escobedo. Arana, leal a Colón, estaba entre los últimos diez españoles que quedaban en el fuerte cuando el cacique Caonabo lo asaltó.

** Abogado

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