Diario Córdoba

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Juan Andrés Molinero

TRIBUNA ABIERTA

Juan Andrés Molinero

Universo librario

Los libros son esa manifestación cultural tan ingeniosa que nos permite ser seres diferentes

El ser humano es diferente, es distinto. Con una aseveración tan evidente no descubrimos la pólvora, ni siquiera planteamos algo dudoso, pero ciertamente nos cuesta asimilar que nuestros potenciales sobre otros seres de la naturaleza nos permiten no solamente la vida que disfrutamos, sino la posibilidad de crear otras muchas existencias. A veces pareciera que andamos por senderos completamente transidos, sin mucha posibilidad de desvío. Se trata de una cuestión manida, tan cierta y tan equívoca a un tiempo, que no pensamos demasiado sobre ello. Nuestras construcciones materiales y culturales son infinitas, cierto, pero lo son porque somos capaces de crear herramientas y materiales intelectuales que nos impulsan hacia nuevos horizontes. Véase que todo cambia constantemente, aunque tengamos la sensación de inmovilismo existencial (en lo más importante del ser humano: amor, lucha...), y todo lo contrario, una vida que transita por la senda del cambio y la transformación a velocidad de vértigo. Son aparentes paradojas.

En esta ocasión me interesa evidenciar de forma palmaria nuestra capacidad para sobrepasar nuestros límites más domésticos -que indudablemente los tenemos- de espacio, tiempo y realidad fehaciente. Es algo tan sencillo como recordarles a ustedes que me encanta la ciudad de Córdoba y su provincia, pero esta tarde he estado, sin mayor agitación ni trastorno económico, recorriendo de forma rauda el magistral espacio de los hielos y fiordos del Antártico, más allá de la tierra del fuego argentina, atravesando el estrecho de Drake y las aguas termales de la isla Decepción, con los inconmensurables icebers de Shtaland del Sur; que imponente diferencia con aquéllas montañas de arena, que también he visitado, de Ruba Al Khali (Emiratos Árabes), donde mis ojos se pierden en el atardecer entre las dunas áureas y blanquecinas de los inhóspitos parajes del infinito en la Península Arábiga, con más de medio millón de kilómetros cuadrados; qué lejos y distante de la estampa de la sabana africana de Kenia, que he pasado de soslayo, donde Kioni -con el mágico nombre de «la que ve y encuentra»- y su amiga Absco -lo desconocido- disfrutan su niñez, desnudas con piel de bronce, mirando al horizonte de Kenia con un inmenso pastizal donde se pierde la arboleda en un sinfín de especies dispersas, al son del silencio de la puesta de sol. En otros lares del tiempo he visitado, a bote pronto, las peripecias del Quinientos de otros hombres y mujeres que en las calles de Verona, en el trajín del Renacimiento, vigilan los amores de Romeo y Julieta, separados por los dislates de Montescos y Capuletos; cuánto me recuerdan los amores trágicos de Calixto y Melibea en mi querida tierra salmantina, de la dorada piedra de Villamayor.

Más allá del tiempo y del espacio en nuestra mente se cierne, como decimos, un horizonte grande de imaginación, creatividad y fantasía que nos posibilita crear nuevos mundos de aventuras, realidades inéditas, ingeniosos instrumentos que cambian el mundo (para bien y para mal) y existencias en paralelo que dibujan otros hombres y mujeres otros tiempos, espacios, afectos y actitudes. El ser humano puede, como ningún otro, crear vidas y mundos a su antojo a partir de una inteligencia superior a otros seres. Todo esto es posible, claro está, a creaciones culturales tan poderosas como los libros, que constituyen una de las esencias más fuertes de nuestra capacidad. Los libros son esa manifestación cultural tan ingeniosa que nos permite, como decía al comienzo, ser seres distintos y diferentes. Desgraciadamente a veces, con mucha frecuencia, no somos capaces de ver delante de nuestros ojos la maravilla de los libros, que hemos confeccionado a lo largo miles de años, definiendo una de las mejores señas de identidad de nuestra especie. Como bien decía un viejo eslogan: Toooodo... todo está en los libros.

*Doctor por la Universidad de Salamanca

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