El río Guadalquivir baja desde Villa del Río hasta Palma del Río con las luces y las sombras de la escuela tardo-franquista revisada por la memoria de dos maestras cordobesas de referencia: Isabel Agüera Espejo-Saavedra y Carmen Ruiz Navarro. Agüera conoció aquellas escuelas unitarias de niñas en la década de los cincuenta en un barrio marginal donde tan solo había chozos, penuria y sueños. En ‘Memorias de una maestra’ nos dejó un relato conmovedor de una joven enseñante que abraza su primer destino confundida entre una Iglesia sórdida, un magisterio machista y una sociedad gris donde aflora la miseria e incomprensión.

Carmen Ruiz lo relató hace años al descubrir un colegio religioso con uniforme para niñas pobres y niñas bien. Segregando por clases y poder adquisitivo. Ella misma sufrió en sus carnes no tener recursos para poder proseguir sus estudios pero una alianza de afecto la salvó de un futuro escrito para las mujeres. La maestra Carmen apostó por la educación en un colegio público con aulas para niñas separadas de niños. La segregación por sexo era un pilar fundamental para asegurar la pureza del régimen, pero ella logró que chicos y chicas representaran alguna obra de teatro.

Otra mujer, Belén Pery Osborne optó por ingresar en el convento de carmelitas descalzas de la madre Maravilla en San Calixto, Hornachuelos. Sus padres presentan, en el santuario de Belén a orillas del Guadalquivir, la biografía de su hija Belén de la Cruz, nombre con el que profesó desde los veintiún años en una vida contemplativa. Pudo haber elegido muchos caminos, pero decidió, libremente, la vida religiosa.

Al fin y al cabo, mujeres que han escrito sus vidas y dejaran un legado por la educación, por la mujer y por la libertad religiosa. Las circunstancias sociales condiciona aún más la vida de las mujeres que deciden dar un salto cualitativo en la lucha por la igualdad. A veces, tuteladas por hombres que dicen luchar por ellas. Estas tres mujeres que nos ocupan fueron de una valentía incomprendida por muchos. La luz de una mujer no necesita del foco de un hombre, debe brillar por méritos propios.

** Historiador y periodista