Como tengo tan poco sitio, les voy a hablar de unos insectos voladores que encuentro en la Redacción hoy, que no teletrabajo y vengo a La Torrecilla. No son avispas, porque tienen pelillos. Tampoco abejas, por su tono más oscuro.

Me pregunto si serán un híbrido, como una mula, o como las crías nacidas del cruce entre tigre y león. Una de estas la trajo el circo en una Feria de Mayo (ay) y la anunciaban así: «El ligre, mitad león, mitad tigre». Un éxito total, aunque lo busqué en el diccionario y tal especimen se llama en realidad «tigrón», que tiene menos gracia publicitaria.

Pues me he metido un momentito en internet y resulta que no es una «avisja» ni una «abepa», sino (casi seguro) una «mosca abeja», estupenda para polinizar y que probablemente se haya multiplicado en el jardín del periódico estos dos meses de menos trasiego aquí en este polígono y en concreto en nuestra sede, un edificio de Rafael de la Hoz Arderius de luminosos ventanales desde los que se ve el hermoso paisaje de la campiña.

Pues igual que la Mezquita-Catedral ha descansado durante el confinamiento de tanto turista, e igual que el planeta Tierra ha reducido las vibraciones que le provocaban los pasos de millones de humanos, la naturaleza se nos acerca, quizá más de la cuenta. Lo que no dicen en la web consultada es si el bichito pica, aunque siempre hará menos daño que el coronavirus.