Estos días hace 27 años de tu asesinato, y por más que quiero no consigo hacerme a la idea de que no estés con nosotros/as. Sé que debería dejarte marchar, que lo mejor para ti sería que te dejáramos descansar en paz, pero no puedo, lo intento y me es imposible, porque me da miedo que en el momento que te deje ir, te olvides de nosotros/as o que se me olviden tus risas, tus bromas y sobre todo esa forma tan especial de ser que tienes, sé que es egoísta de mi parte pero desde que el año pasado enterramos tus restos es como si una parte de mí se enterrara contigo, por eso no quiero que me dejes, porque aferrarme a tu espíritu es lo que me mantiene al pie del cañón, en una lucha que sé que es poco fructífera pero que cada pasito o cada escrito nuevo es una esperanza para nosotros.

Qué triste es darse cuenta que la justicia no funciona, que aquellos que supuestamente tienen que luchar por ti y ayudarte a que se sepa la verdad se limitan a dejar pasar el tiempo para que nos cansemos y acabemos tirando la toalla. No sé si nos hace bien o mal aferrarnos de esta manera a ti, pero sí sé, que tenerte tan presente es pensar que no estas muerta que vives en nuestros corazones y que de ahí nunca te vas a ir.

La vida nos ha pegado duro y hemos caído muchas veces pero sé que siempre nos hemos levantado porque tu fuerza y tu amor nos ayuda a mantenernos en pie.

Algún día tendré que dar el paso y dejarte ir porque sé que tienes allí arriba personas que te cuidan y miman, pero me haces tanta falta que cada año que pasa se me hace más duro el no tenerte y que hubiera sido tan distinta nuestra vida si no te hubieran asesinado, porque desde que faltas algo se rompió en nosotros/as que por más que queremos no somos capaces de recomponer.

Solo espero de corazón que algún día podamos hacer justicia que tanto dolor y tanta lucha haya servido para algo y que ya que tu padre y la abuela se fueron sin saber la verdad no se vaya tu madre sin haberte hecho justicia y que si eso no sucede que por lo menos seamos capaces de que nos quede la tranquilidad de que hemos hecho todo lo que ha estado en nuestra mano para que la persona que te arrebató la vida pagara por ello, ya que ahora mismo la sensación que tengo es la de culpa y fracaso, un fracaso que hace día tras día pensar en cosas que pudiera hacer para evitar esa frustración tan grande que sentimos toda la familia.

Gracias a todos/as los/as que dedicáis todos los años a leer esta palabras que escribo. Sé que seguramente no sirvan de nada pero para mí es súper importante y el no hacerlo es como si le fallara a ella otra vez, por eso mientras viva y no haya nada que me lo impida seguiré escribiéndote, Sole, y dedicándote unas palabras para que sepas que jamás te olvidamos.

Siempre estarás presente en nuestros corazones. Te quiero, Solete.