Opinión | Al paso
Red necesitada
La Administración Pública ha sufrido dos reconversiones paralelas tan fundamentales como enfrentadas de cara a la eficacia de sus actos. Uno no sabe si las cosas están predeterminadas y entonces, como dice el refrán, la abuela pare cuando éramos pocos, o por el contrario, la casualidad casualmente es caprichosa sin más. Causalidad o casualidad, el resultado está ahí y es cierto como la vida misma que las cosas son como están. Como todos sabemos las nuevas tecnologías significan instrumentos de comunicación inmediata que aplicados a los distintos órganos públicos deben proporcionar la celeridad instantánea de toda notificación a los interesados y deudores, pero también a víctimas e imputados, o sea, a todo el elenco destinatario que tienen las ramas públicas jurídicas como es el derecho administrativo y el penal. Ahora no es como antes y dándole a una tecla de ordenador o móvil, la cuestión ya se mueve en términos de aquí y ahora. Quizá el hombre no ha alcanzado ni alcanzará en sí mismo la velocidad de la luz, pero hemos conseguido que las comunicaciones entre distintas instituciones públicas sí que se muevan a esa velocidad vertiginosa que vaticinó la famosa formula de Einstein. Sin embargo, en muchas ocasiones estas supuestas vías de transporte de mensajes a la velocidad de la luz parecen quedarse «pilladas» porque, a veces, es evidente que las cuestiones siguen tardando. Por poner un ejemplo, las comunicaciones entre Juzgados y Policía, a pesar de contar con instrumentos tecnológicos de última generación, incurren en multitud de fallos. Incluso las comunicaciones entre distintos juzgados o entre administraciones territoriales cometen errores garrafales. Y es que para bien y para mal, detrás de todo siguen estando personas no solo de carne y hueso sino cada una de su padre y de su madre. Y estas personas bien pueden estar hasta el moño de que se les exija una adaptación laboral autodidacta sin que se les haya dado una mínima formación para moverse en la Red. Pero no solo eso, es que los funcionarios están sufriendo un recorte presupuestario en sus sueldos que les impide llegar a fin de mes y que les quita las ganas de currar más de lo debido. Nunca han mirado tanto el horario laboral para salir pitando para casa. En definitiva, creo que al funcionario público le puede parecer muy bien que con tocar una tecla con un dedito pueda realizar una notificación instantánea. Lo que pasa que no está muy motivado para ello porque no le han enseñado cual es dicha tecla y además en pocos años le han robado la mitad de su sueldo. Ya lo he dicho al principio, no sé si es casualidad o causalidad pero las nuevas tecnologías han venido acompañadas de nuevos necesitados.
* Abogado
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