Nuestros clientes, los actores principales. Los abogados, los guionistas, a veces narrando realidades en nuestros libretos , y otras muchas, adornándolos en la búsqueda de esa familia perfecta que nos imponen. Empieza el primer acto: la exposición, que irá seguida del nudo y desenlace. Se abre el telón. ¡Comienza la función!.

Los padres y madres, para optar a la custodia compartida, tienen que ser superman y superwoman . Con la doctrina del Tribunal Supremo que establece como un criterio a tener en cuenta "la práctica anterior de los progenitores en sus relaciones con los menores y sus aptitudes personales". Se inicia a veces una competición de ambos progenitores por intentar acreditar quién ha llevado más días al colegio a los niños, o quién los ha llevado más al parque o al pediatra.

Padres y madres que tienen horarios flexibles, y a ser posible solo trabajan en jornada de mañana, compatible con el horario escolar de los hijos. Que no tienen problema alguno en el trabajo para salir en horario laboral para llevar a sus hijos al pediatra. Que llegan siempre a tiempo para recogerlos del colegio, llegan a casa y preparan la comida --si no la habían dejado ya preparada la noche anterior--, proporcionando siempre una dieta sana y equilibrada a los menores; que tras el almuerzo realizan con ellos de manera inmediata los deberes escolares, los llevan al parque o a las actividades extraescolares; que sin darse tregua alguna, a las 20.00 horas los tienen cenados, bañados y acostados, dispuestos a leerles su cuento antes de darles el beso de buenas noches. Y que los fines de semana, y los periodos de vacaciones, no hacen otra cosa que dedicarse a cuidar de los hijos.

Me da rabia tener que presentar siempre a progenitores pluscuamperfectos. Si no fuera porque jugamos con intereses ajenos y no podemos correr riesgos, no tendría nada de malo cambiar un poco el guión: los progenitores se levantan a las 6 de la mañana, salen una hora a hacer footing o se van al gimnasio, porque ya van teniendo su edad y tienen que cuidarse; que en alguna ocasión, cuando han salido de trabajar, se han parado a tomar una cerveza con los compañeros --avisando a los abuelos para que recogieran a los niños y se los llevaran a su casa a almorzar--; que hay días en los que, después de comer están tan cansados que se echan una pequeña siesta, mientras los niños están viendo una película de dibujos animados o jugando en casa de una vecina; que los fines de semana y en sus vacaciones, les gusta dedicar también algo de tiempo a sus aficiones, y procuran que los niños estén entretenidos para poder leer un buen libro, ver una película, o degustar un buen vino en compañía de amigos.

Pero la función, de momento, no lo permite. Se impone la competición por la perfección teatral. Y la situación a veces llega a ser rocambolesca.

Me salgo ahora de la función, y como espectadora, me pregunto si realmente todo esto tiene algún sentido. Y es que a veces, perdemos el sentido común en la búsqueda del interés del menor. Demostrada la capacidad y aptitud de los progenitores para cuidar de los hijos, no es necesaria esa lucha encarnizada por demostrar al milímetro cómo ha sido en el pasado el rol de cada progenitor en tales labores de cuidado. Será un criterio importante a tener en cuenta, pero tampoco es determinante. Ha de entenderse que tras la ruptura de la pareja, va a existir una nueva reestructuración de todos los hábitos de la familia, siendo aplicable el principio rebus sic stantibus , en base al cual, los acuerdos de los progenitores en la distribución de funciones familiares, lo fueron habida cuenta de las circunstancias concurrentes en el momento que las consensuaron, pero cualquier alteración sustancial --como sería la quiebra de la convivencia-- puede dar lugar a su modificación. Así lo vienen entendiendo también muchas sentencias, pues consideran razonable que tras la ruptura los progenitores adapten sus vidas a la nueva situación para atender a los hijos.

No tengamos miedo a mostrar a nuestros clientes tal y como son, sin pretender que sean superhéroes. Apreciemos también las bondades de las imperfecciones, que nos hacen humanos. El juez debe entender que todos esos padres y madres tienen sus virtudes y defectos, y no se trata de alcanzar una valoración próxima a un cliché realmente imaginario alejado de toda realidad. La custodia es mucho más que "cuidar", se trata también de educar.

Ahora se cierra el telón. Y volvemos al otro teatro, al de la vida. El que no permite ensayos...

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida... antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos".

(Charles Chaplin).

* Abogada Derecho de Familia