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Opinión

EMMA Riverola

Error, horror

Desde las costas de Libia, un país quebrado y sumido en el caos, el Estado Islámico reta a Europa. Las miradas de unos y otros se cruzan. Apenas 350 kilómetros de distancia separan los territorios dominados por los yihadistas de Italia.

Por el desagüe del Estado Islámico descienden todos los errores y los horrores de las últimas décadas. Por su cloaca se precipitan los desastres de las guerras del petróleo, el abandono de Occidente a los países recién liberados de sus dictaduras, la marginación de tantos que no han podido hallar su lugar en la orgullosa Europa y una amalgama de mafiosos, desequilibrados, psicópatas y violentos.

Desde jóvenes que lo han perdido todo en alguna guerra que primero les convirtió en víctimas, hasta niñas europeas que ponen su útero al servicio de la yihad.

La peligrosa unión de muchos que no tienen --o creen que no tienen-- nada que perder y supuran un odio quizá de generaciones.

Las arengas religiosas les confieren un halo de inmortalidad y las salvajes ejecuciones que han cometido fortalecen un vínculo que es prácticamente indestructible.

Cualquiera de ellos, tanto los que han segado una garganta como todos los que han comulgado con el credo del odio, saben que si abandonan, la culpa aparecerá. No pueden arriesgarse a asumir el horror que han provocado. Sería tanto como saberse un monstruo. Llegar a la conclusión de que todo, incluso su propia existencia, es un tremendo error.

* Periodista y escritora

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