Cada día que amanece, para todos nosotros, es el primer día del resto de nuestra vida. Quizás, por eso, crece el anhelo de mantenerse siempre jóvenes, porque cada jornada es nueva, a estreno. Circula por ahí este decálogo con una serie de recomendaciones muy sencillas, fundamentales, para lograr mantenernos siempre jóvenes, a pesar del paso de los años. Primero, elimina los números que no son esenciales. Esto incluye la edad, el peso y la altura. Deja que los médicos se preocupen de eso. Segundo, disfruta con los amigos divertidos. A los depresivos, intenta ayudarlos con tu humor. Tercero, aprende siempre: aprende más sobre ordenadores, arte, jardinería, o lo que sea. No dejes que tu cerebro se vuelva perezoso. Cuarto, aprecia más las pequeñas cosas. Quinto, ríe muchas veces, durante mucho tiempo y muy alto. Ríe hasta que te falte el aire. Y si tienes un amigo que te hace reír, pasa mucho, mucho tiempo con él. Sexto, cuando las lágrimas aparezcan, aguanta, sufre y supéralo. La única persona que se queda con nosotros toda nuestra vida, somos nosotros mismos. Vive mientras estás vivo. Séptimo, rodéate de las cosas que amas: la familia, las plantas, tus hobbies, o lo que sea. Tu hogar es tu refugio. Octavo, cuida tu salud: si es buena, mantenla. Si es inestable, intenta mejorarla. Si no consigues mejorarla, busca ayuda. Noveno, viaja, toma el sol, pasea por el monte, visita un país diferente, en definitiva, intenta, cuando puedas, salir de la rutina diaria. Décimo, dile a las personas que amas que las quieres en cada oportunidad que tengas. Y si esto no funciona, siempre podrás intentarlo con los consejos de Jane Fonda: "mantenerse físicamente activo, dormir al menos ocho horas por la noche para librarse del estrés y estar enamorado". En cualquier caso, y como último recurso, lanza a la rosa de los vientos esa reflexión personal desenfadada: "¿Que cuántos años tengo? ¡Qué importa eso! ¡Tengo la edad que quiero y siento! La edad en que puedo: gritar sin miedo lo que pienso; hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o a lo desconocido, ya que tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué importa los años que haya vivido! Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo". Ahora que la vida es sorpresa permanente, recelo ante todo y ante todos, imprevisión del futuro, nostalgia del pasado, acoso de enemigos invisibles, quizás sea bueno recuperar la juventud perdida o aparcada y dar un paso al frente de nuestros anhelos, para seguir caminando, en la seguridad de que no encontraremos "caminos maravillosos", si nosotros no somos "caminantes maravillados".

* Periodista