En este tramo final de liga sería positivo tomar altas dosis de sensatez, para no ir por ahí vociferando a los cuatro vientos, con optimismo desorbitado, que el año que viene estaremos en Primera División. Tampoco hay que ser pájaros de mal agüero que en corrillos de taberna exclaman como auténticos Sénecas: "¡Cruzaremos el mar para luego morir en la orilla!" Ni lo uno, ni lo otro. Es una pena no estar acostumbrados a estar en puestos tan nobles de la clasificación y quizás sea por eso que al vernos cada lunes en zona de ascenso no terminamos de creerlo. Tendríamos que saborear con entusiasmo como merece este preciso momento, pero parece que nuestra idiosincrasia no nos lo permite. ¿Desde hace cuánto tiempo no esta el Córdoba club de fútbol en una situación tan positiva?

Yo no la he vivido nunca y por fin la estoy disfrutando cada semana, viendo al equipo conseguir dar un pasito más acercándonos al objetivo y, sobre todo, cómo se consigue, jugando al fútbol de cine. Sé que es muy difícil conseguir el ascenso y que seguramente no lo consigamos, pero este año el equipo está dando mucha alegría y tengo acumulada felicidad de sobra. Me siento feliz sabiendo que no sufriremos un año más para mantener la categoría y eso da mucha tranquilidad para afrontar lo que el destino nos tenga preparado. Yo tengo los pies en la tierra y sé de la dificultad que esta hazaña conlleva. A principio de temporada no creo que ni el más optimista hubiera apostado nada por el equipo. Me sentiré igual de orgulloso de este equipo como cuando vestía esa camiseta de infantil, juvenil y amateur; como después de aficionado nunca vi una plantilla hacer tanto por menos. Así que allí estaré en el Arcángel hasta el final, pase lo que pase, con la cabeza bien alta, dando las gracias con mi aplauso y aliento a jugadores y técnicos.

Mi mentalidad cambió hace tiempo y si queremos tener un equipo grande, lo primero es ser una afición grande. Así que con cautela pero no le voy poner puertas a los sueños y dejare volar un día mas mi fantasía.

De vez en cuando hay que escuchar lo que nos dice el corazón y mi frecuencia cardiaca da un pulso continuo de ilusión, de sueños alcanzables y poder estar entre la élite, en la llamada mejor liga del mundo. Este equipo, pase lo que pase, merece subir. En los meses que escribí nuestro himno, lo hice siempre pensando en Primera y estoy seguro que ese momento algún día llegará. Ojalá fuese este año.

* Músico y compositor