Tras el revés del proyecto del PSOE, estoy de acuerdo con cuanto manifestara mi admirado Ignacio Sotelo, de que el socialismo tiene pocas posibilidades de sobrevivir mientras no reconozca su fracaso en las tres experiencias puestas en marcha durante el último siglo. Y digo esto porque hace pocos días se manifestaba por parte de un responsable político provincial que ante el nuevo escenario político planteado, tras la reciente debacle electoral, tocaba ahora en su partido "caminar hacia delante y cambiar para mejorar", opinión de la que parcialmente participo, ya que a mi entender quedan no muy bien dibujadas sus declaraciones y, desde luego, se pintan como insuficiente. Y en esa misma línea, la propia reestructuración aprobada durante el pasado comité provincial, donde se crearon para afrontar el futuro un par de vicesecretarías más, con el fin de dar un nuevo impulso político a la formación. Algo que no deja de ser un puro artificio de cohetes de cara a la galería, que poco o nada va a solucionar acerca del verdadero problema de fondo que subsiste en el seno de su formación política, que no es otro sino el hartazgo de la ciudadanía ante tanto desgobierno y no sé si incluso ante algún tipo de engaño. Dudo pues que entre los socialistas andaluces se quiera ahora profundizar de verdad en las causas más profundas del desastre electoral que podría aumentar próximamente, mucho me temo que no se hará, por ser significativo lo que algunos podrían perder en dicho lance, porque estar afiliado al PSOE, como bien dijera Antonio Aguado Suárez, de IS, en modo alguno puede significar ser socialista ni de izquierdas, aunque ambas denominaciones suelan ser utilizadas interesadamente por los mismos que, con frecuencia, igualmente, se autodenominan como socialdemócratas y de centro izquierda. No cabe duda de que en el PSOE andaluz, como en otros más del territorio español, se necesita ya una auténtica renovación y, también, por qué no decirlo, un nuevo ideario, ya que la crisis hundió hasta las trancas la última versión de la socialdemocracia, esa tercera vía que acepta incluso hasta el propio neoliberalismo imperante. Y aquello tendría que llevarse a cabo a través de un verdadero diálogo y, cómo no, también con la propia confrontación respetuosa de unas nuevas ideas, que al menos pudieran servir para conectar de nuevo con la base electoral del PSOE andaluz a la que se ha vuelto la espalda. La democracia interna, así como el derecho a la discrepancia, frente a las políticas de marcado acento neoliberal llevadas a cabo por los socialistas de nuestra tierra, y que en numerosos casos no dejaron de estar en abierta contradicción incluso con los auténticos principios y postulados fundacionales del partido que fundara Iglesias, llegando a despreciar incluso el verdadero compromiso de izquierdas, manifestado siempre en el programa, sería algo básico para llevar a buen puerto lo que ahora planteo. Parece claro pues que desde hace años no se ha dejado de mirar hacia la derecha, tanto que ha desnaturalizado hasta la esencia del partido e incluso la propia ideología del fundador. De ahí, a mi entender, la necesidad de una refundación urgente en su seno, en la que puedan integrarse cuantas personas se sientan ideológicamente vinculadas a los valores más clásicos del socialismo histórico andaluz. Porque la ideología con la que naciera el PSOE, hace ya más de un siglo, continúa estando en plena vigencia, por ser cada vez más palpables las diferencias en la sociedad española y andaluza, donde los ricos son cada vez más poderosos si cabe, quedando los pobres más indefensos ante ellos: por lo que considero, como ya planteara quien fuera fiscal general del Estado, el compañero de IS en Canarias, Eligio Hernández, como algo lógico y natural que el partido volviera a mirar a sus orígenes, donde había siempre una preponderancia de lo público sobre lo privado, que, a nuestro juicio, bien pudiera haber quedado olvidado en el baúl de los recuerdos. O la izquierda se une en un frente común o habrá dictadura de los mercados durante años. Por eso llamo, si bien creo que con pocas posibilidades de éxito, a repensar el socialismo andaluz, sobre unas bases nuevas que ilusionen y para que de verdad sea vehículo para que haya una distribución más justa de la riqueza. Como formación inexistente que ya es el PSOE, donde hay más cargos públicos que militantes, sólo volverá a ser una verdadera vanguardia para las capas de trabajadores si sabe dar una respuesta eficaz a los problemas de los más desfavorecidos. De ahí que se deba acabar con toda forma de despego hacia los intereses de su electorado natural, a quienes no supo dar solución desde la izquierda para salir de la crisis. Por eso, el PSOE se halla donde está, con una militancia más que desmotivada, y no sé si a punto de estallar ante su más que futurible pérdida en los próximos comicios.

* Catedrático