Por quinto año consecutivo, el sábado día 26 estamos convocados a realizar una llamada de atención, un gesto de solidaridad con nuestro hábitat, una denuncia de protesta contra la sobreexplotación de nuestros recursos naturales. Emplazados por la organización internacional WWF, se trata de apagar las luces a las 20.30 horas durante 60 minutos. No con el objetivo de otras convocatorias para protestar por el incremento de la factura de la luz, sino como testimonio de conciencia plena y compromiso firme con la naturaleza, la conservación de la diversidad biológica mundial, asegurando que el uso de los recursos naturales renovables sea sostenible y promoviendo la reducción de la contaminación y el consumo desmedido.

El bienestar del ser humano va ligado indisolublemente al bienestar del planeta Tierra, al sostenimiento adecuado de nuestro hábitat que sufre constantes agresiones y degradaciones injustificables.

Las polémicas sobre la titularidad y uso de los recursos hídricos, o los enfrentamientos sobre las centrales nucleares, por citar solo dos ejemplos, nos ponen sobre aviso en la necesidad de tomar conciencia de unos recursos energéticos limitados para una población que crece exponencialmente en número y en consumo, siendo imprescindible introducir criterios de racionalización ineludibles ante la contínua desaparición de masa forestal, de especies animales y vegetales, o un cambio climático nocivo que pesa sobre nosotros como espada de Damocles.

Trascendiendo todas las barreras de nacionalidades, religiones, culturas y generaciones, personas, empresas y gobiernos de todo el mundo estamos citados a proclamar nuestra convicción de vivir en armonía con la Tierra.

Es mucho más que una hora, simboliza tu determinación en la lucha contra el cambio climático, en el que esta acción sencilla, que comenzó de forma modesta, alcanza hoy unas dimensiones globales con la participación de más de 130 países, 4.000 ciudades y 1.000 millones de personas. Por eso... apaga la luz, enciende el planeta.

* Abogado