Lo inventó Alfonso Guerra en aquella dorada transición, cuando todo el mundo hacía trampas, aunque fuera por una buena causa. Sin ánimo de faltar, apetece recuperarlo, ahora que vuelve lo retro; como pedirle informes jurídicos a Miquel Roca para lavarse las manos. Esta derecha tan moderna emplea los dictámenes jurídicos como la de toda la vida usaba la misa de doce: la coartada perfecta.

Tenemos el país abarrotado de tahúres del Misisipi sin más causa que desplumar votos incautos. Menos mal que nos queda el presidente para impedir que el truco de un ayuntamiento deje a un ser humano sin escuela. Ese es mi Zapatero. Lástima que, para verle volver a ser él mismo, hayamos tenido que esperar a que la xenofobia anduviera de tapeo por la calle y a su gira por Bruselas. Mira que se le avisó, pero ya padece una de las manifestaciones más reconocibles del síndrome de la Moncloa: jugar mejor fuera que en casa.

Salen tantos tramposos como campeones de la ley en estos días. "Dura lex, sed lex", arguyen los gobiernos de Vic y Torrejón, Alicia Camacho en el país sin sitio y nuestra imprescindible Esperanza Aguirre. Todo lo hacen por respeto a la ley y a los pobres inmigrantes, para evitar que malvivan en pisos patera. Qué contentos les habrá puesto el informe de la Abogacía del Estado, sabiendo cuánto les dolía en conciencia negar el padrón. Tampoco juega limpio quien guarda silencio o la equidistancia, los del "no soy xenófobo, pero algo hay que hacer con tanto inmigrante". Barajan cartas marcadas los medios, rasgándose las vestiduras mientras conceden los minutos de oro a los testimonios más racistas porque dan más audiencia que la gente normal.

Hasta nosotros mismos nos hacemos trampas. Queremos que cuiden al abuelo o lleven a los niños al cole, pero que no estorben, que no ocupen en urgencias o en las aulas. Trucos tan viejos como los de esos empresarios que pagan en negro o andan flexibilizando o abaratando el despido de los demás. "Vuelvan a casa y sean decentes", aconsejaba Morgan Freeman en La hoguera de las vanidades . Cuánta razón.

* Periodista