Evitar la discriminación y la intolerancia hacia quienes profesan el islam y crear un clima de convivencia sana donde quepa en armonía el ejercicio de todas las creencias religiosas constituye un imperativo ético. En este contexto, inauguraré mañana en Córdoba la conferencia de la presidencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre Intolerancia y Discriminación hacia los Musulmanes. Es la primera vez que se celebra una conferencia internacional sobre este tema en el marco de la OSCE. En ella participarán delegaciones de los estados y de países asociados del Mediterráneo y Asia. En definitiva, estamos hablando de una zona geográfica donde residen decenas de millones de musulmanes.

La presidencia española de la OSCE ha mantenido durante este año, entre sus prioridades, el desarrollo y profundización en la denominada dimensión humana, ocupándose también del antisemitismo y de otras discriminaciones por credo o raza. España ha querido aprovechar su presidencia para enfrentarse a este problema y encarar una situación ajena a nuestros valores y al más elemental respeto a la dignidad humana. La conferencia es tanto más relevante si consideramos que, durante los últimos años, se ha producido un muy visible cambio demográfico en muchos países y hoy quienes profesan el islam se cuentan por millones en la UE. Ya en 2005, también en Córdoba y en el marco de la OSCE, España organizó una conferencia sobre antisemitismo y dio a conocer su esfuerzo e iniciativa ante esa deleznable ideología que tanto ha degradado a Europa.

La conferencia pretende fomentar los principios de convivencia y de diálogo. La tolerancia y el encuentro entre las diferentes religiones y culturas deben contribuir a mejorar el conocimiento mutuo, así como evitar que se consideren extraños y ajenos quienes no profesan nuestra religión. Es preciso luchar contra los estereotipos y los viejos prejuicios, e incrementar la cohesión en nuestras sociedades plurales. Inauguraré la conferencia junto al alto representante para la Alianza de Civilizaciones, que representará al secretario general de las Naciones Unidas y que refleja el interés que suscita en la comunidad internacional este acontecimiento.

Abordaremos las consecuencias de la intolerancia y la discriminación contra los musulmanes desde un punto de vista internacional y desde la perspectiva de evaluar cómo afecta a nuestras sociedades. La igualdad de oportunidades debe beneficiar a todos, ya que es un principio básico de convivencia. La discriminación en el mercado laboral, la vivienda o la educación solo contribuye al extremismo de algunos. Hablaremos sobre los medios de comunicación y el discurso público como instrumentos contra la intolerancia y la discriminación hacia los musulmanes. En el contexto educativo, para superar la intolerancia y discriminación contra los musulmanes, nuestros sistemas deben promover la tolerancia y la no discriminación. Este debe ser un objetivo común y compartido por todas las sociedades. Debemos promover una imagen objetiva del islam a través de la educación. La discriminación de estudiantes musulmanes en algunas sociedades lleva a muchos al fracaso escolar y a la exclusión. Estudiaremos las respuestas activas contra la intolerancia y la discriminación contra los musulmanes, incluyendo las experiencias de otras comunidades. Considero que promover el entendimiento intercultural e interreligioso facilita el respeto a la diversidad. Las legislaciones internas de los países deben tener muy presente la necesidad de fomentar la tolerancia y perseguir las conductas discriminatorias. Debemos también valorar el que cada vez haya más organizaciones musulmanas que ejercen una labor muy activa y constructiva en las sociedades a las que pertenecen.

La falta de integración y los problemas de identidad son un factor de riesgo social. Los sentimientos de agravio y la radicalización llevan a la frustración y a la desesperación. Los propios musulmanes deben evitar la ambigüedad y el doble lenguaje e implicarse en la vida de las sociedades a las que pertenecen.

Nuestra sociedad se basa en la tolerancia y el respeto, en la libertad de expresión y de pensamiento y en tantos otros valores que son de ejercicio y disfrute general. Son estos principios los que deben ir siendo asumidos por todas las sociedades. La reducción de derechos o de libertades perjudica el sentido de comunidad y de pertenencia entre musulmanes y no musulmanes. Todos somos ciudadanos. Córdoba es una ciudad más que simbólica para que cristalicen en ella las mejores prácticas e ideas en una cuestión vital para nuestro tiempo.

* Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación