La sobreexplotación de las canteras para obtener arenas y gravas para la fabricación de hormigón supone uno de los grandes desafíos ambientales del momento. Aunque lo parezcan, las piedras no son infinitas. Por eso, la comunidad científica busca desde hace años la manera de elaborar hormigón sin esquilmar la corteza terrestre. Y lo hacen enfocando el problema desde diferentes perspectivas. Es el caso de dos equipos de la Universidad de Córdoba que han trabajado juntos para conseguir un material igual de resistente y duradero, pero más sostenible. Lo han hecho químicos e ingenieros de la mano.

Concretamente, según informa la UCO, se trata del grupo de investigación Materiales y Aplicaciones (FQM391), liderado por el profesor José María Fernández, y el de Ingeniería de la Construcción (TEP227), encabezado por el profesor José Ramón Jiménez, que han conseguido fabricar un hormigón autocompactante, sustituyendo recursos naturales por residuos derivados de la combustión del carbón. En concreto, estos investigadores han logrado utilizar las cenizas no conformes de las centrales termoeléctricas en lugar de la fracción ultrafina de los áridos naturales (filler silicio) extraídos de piedra de canteras y molienda. El estudio ha consistido en un análisis físico-químico de las cenizas.