La humanidad está un paso más cerca de «tocar el Sol». Ayer, domingo 12 de agosto, la agencia espacial estadounidense lanzó su misión Parker Solar Probe, una sonda de aproximadamente el tamaño de un coche pequeño que ya está viajando hasta el centro del Sistema Solar para desentrañar los misterios de nuestra estrella. El cohete Delta IV Heavy de la compañía United Launch Alliance con la sonda a bordo despegó finalmente a las 03.31 hora local (07.31 GMT) desde la base aérea de Cabo Cañaveral. La NASA ya había retrasado el lanzamiento en dos ocasiones. La última, el pasado sábado por motivos técnicos. Pocos minutos después del lanzamiento el cohete se desprendió de sus tres propulsores, como estaba programado.

Con unas predicciones meteorológicas favorables del 95% y tras haber resuelto los problemas que habían hecho cambiar las fechas de lanzamiento la agencia espacial reprogramó este domingo el inicio de una misión que considera «histórica». Se calcula que la nave alcanzará el astro alrededor del día 5 de noviembre de este mismo año, fecha indicada como su primera gran aproximación al Sol. De ahí en adelante, la sonda solar Parker orbitará alrededor de este unas 24 veces recogiendo gran cantidad de datos sobre el astro. Una tarea que, según apuntan las previsiones, finalizará sobre el año 2025.

UN ANTES Y UN DESPUÉS / Según los expertos, el despegue supone un antes y un después para la historia de la exploración espacial. Un punto de inflexión en el tipo de misiones que se han realizado hasta el momento. «Se trata de un evento histórico, un hito tecnológico, un proyecto que nos ayudará a resolver preguntas que llevan muchas décadas en el aire», explica C. Alex Young, investigador del Goddard Space Flight Center a través de una retransmisión en directo de NASA TV. Según apuntan los responsables del proyecto, el éxito de esta misión supondrá superar una barrera científica y tecnológica.

«El proyecto lleva en el aire desde aproximadamente 1985. Desde entonces han habido muchos intentos de plantear la misión, pero por aquel entonces no disponíamos de la tecnología necesaria para conseguirlo», explica Nicola Fox, científica del Parker Solar Probe Project. «Ahora que disponemos de lo necesario para alcanzar el astro, nuestra misión plantea llegar a la corona solar: el punto más cercano al Sol al que jamás hemos llegado», añade la investigadora de la Johns Hopkins University.

La mayoría de las misiones espaciales emprendidas por la humanidad se han dirigido hacia la exploración de otros planetas. A ser posible, cada vez más lejos de la Tierra. Con este nuevo viaje que se emprende hacia el Sol, la exploración espacial vuelve a cambiar de rumbo. Con esta nueva misión se alcanzará la corona solar, el lugar donde se producen los fenómenos del clima espacial que, en determinados momentos, pueden influir en la Tierra.

LA ESTRELLA REINA / «El Sol es la estrella más importante del universo. En primer lugar, porque es nuestra estrella, gracias a la cual ha sido posible la vida. Por otro lado, también es importante porque lo que aprendemos de ella nos sirve para entender cualquier otra estrella del universo. Es por ello que hacemos muchos esfuerzos para estudiar a nuestro astro en detalle y desentrañar todos sus misterios», explica Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la NASA para la dirección de misiones científicas.

Alcanzar el centro del Sistema Solar no será una tarea fácil. El Sol no tan solo es un lugar extremadamente caliente sino que además desprende grandes cantidades de radiación. Un reto científico-técnico que se ha estudiado durante décadas para asegurar el éxito de la misión. «La clave será mantener los instrumentos de la sonda a una temperatura óptima para que puedan ir recolectando datos sobre el Sol», añade Yari Collado-Vega, experta en clima espacial del Goddard Space Flight Center de la NASA.

«Todos los sistemas que utilizaremos para esta misión han sido testados en el laboratorio. Hemos calentado, quemado, sacudido y rodeado de ruido los instrumentos para asegurarnos de que la sonda pueda sobrevivir tanto al despegue como a la misión», añade Zurbuchen. Un trabajo que garantiza que la nave pueda realizar su misión con éxito sin arder por el camino. En este sentido, el encargado de las misiones científicas de la NASA apunta: «Es más probable que la sonda acabe sin combustible que quemada. Si al final se acaba quemando pasará en centenares de años, cuando la misión haya finalizado con éxito».

NOMBRE DE UN VIVO / La sonda tiene un coste de 1.500 millones de dólares (1.200 millones de euros) y llevará por primera vez el nombre de una persona con vida, el físico estadounidense Eugene Parker, de 91 años, quien desarrolló en los años 50 del pasado siglo la teoría del viento solar. El propio físico estadounidense acudió a Cabo Cañaveral para presenciar en persona por primera vez en su vida un lanzamiento, aunque en este caso reconoció la emoción por el reconocimiento que supone ser el pionero que desarrolló la teoría del viento solar. Parker comparó la belleza del lanzamiento con observar por primera vez el Taj Mahal en al India, uno de los monumentos más bonitos y visitados del mundo.