Internet se ha fusionado con el mundo real en todas las actividades de entretenimiento. A través de las app, las páginas web y las redes sociales, niños y adolescentes encuentran una puerta de entrada a la ludopatía, considerada una adicción no tóxica. Desde 1980, la Sociedad Americana de Psiquiatría la reconoce como un «trastorno psicológico» en el Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. «Estamos viendo que cada vez hay más niños adictos a las apuestas deportivas online», señala Eva Varela, psiquiatra de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital Clínico de Barcelona.

A nivel estatal, las cifras de prevalencia de menores con algún problema de juego u otras adicciones comportamentales (como internet o los videojuegos) es de entre el 5% y el 10%. El perfil más habitual del menor ludópata: adolescente «muy impulsivo», entre los 15 y los 17 años, con una necesidad de «búsqueda de sensaciones» y dificultades para «gestionar emociones». Existen otros factores que contribuyen a la adicción: la «presión de grupo», por ejemplo, y también la «baja supervisión» y el «poco control» de uso del móvil por parte de los padres. Aunque en España el juego en línea está prohibido a menores, un 20% de los adolescentes encuestados en un estudio había apostado en línea antes de la mayoría de edad y una parte importante lo hacía con el riesgo de adquirir una adicción. El jugador adolescente que apuesta online pasa de media en internet entre 2,2 y 3,5 horas al día.