El papa y los obispos que han asistido a la histórica cumbre sobre los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia participaron en la celebración penitencial en la que Francisco reafirmó que lo primero que hay que reconocer es: «Padre, he pecado». «Confiamos en tu amor y en tu bondad y te pedimos: danos el valor para decir la verdad y la sabiduría para reconocer dónde hemos pecado. Necesitamos misericordia, llenarnos con sincero arrepentimiento y darnos perdón y paz», así comenzó el papa Francisco la celebración que sirve para hacer examen de conciencia y pedir perdón y a la que asistieron los participantes a la cumbre. En la Sala Regia del palacio pontificio, el papa tomó la palabra para afirmar: «Durante tres días hemos hablamos y hemos escuchado las voces de las víctimas supervivientes a los crímenes que los menores y los jóvenes han sufrido por parte de nuestra Iglesia».

«¿Cómo podemos actuar responsablemente?, ¿qué pasos debemos tomar?, preguntó el pontífice. El presidente de la Conferencia Episcopal de Ghana, el obispo Philio Naameh, fue el encargado de la homilía en la que reconoció: «Hemos destruido la esperanza y las personas han sido vejadas masivamente tanto en cuerpo como en alma». El presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Ricardo Blázquez, fue el encargado de leer las preguntas para el examen de conciencia que se realizó durante la celebración penitencial. «¿Qué abusos contra los niños y los jóvenes se cometieron por parte del clero y por otros en la Iglesia de mi país?, ¿Qué sé sobre las personas de mi diócesis que han sido abusadas y violadas por sacerdotes, diáconos y religiosos?, fueron las preguntas que el arzobispo de Valladolid realizó ante los obispos de todo el mundo llegados al Vaticano. EFE