EEl papa Francisco tildó ayer de «vergüenza» que la actual generación «deje a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras», durante su oración en la celebración del Vía Crucis de Viernes Santo frente al Coliseo de Roma. El pontífice acudió ante el Anfiteatro Flavio e invocó a Jesús de Nazaret: «Nuestra mirada está dirigida a ti, llena de vergüenza, arrepentimiento y esperanza», proclamó ante cientos de fieles que le escuchaban en recogimiento. «Vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras; un mundo devorado por el egoísmo donde los jóvenes, los débiles, los enfermos y los ancianos son marginados».También expresó su vergüenza «porque muchas personas, incluso algunos ministros de la Iglesia, se hayan dejado engañar por la ambición y la vanagloria, perdiendo su dignidad y su primer amor». Francisco destacó el arrepentimiento «que nace de la certeza» de que solo Jesús «puede salvar del mal» y curar a los hombres y mujeres «de la lacra del odio, del egoísmo, la soberbia, la avidez, la venganza, la codicia y la idolatría». Pero, tras la vergüenza y el arrepentimiento, destacó «la esperanza» de que el mensaje cristiano «continúa inspirando a muchas personas y pueblos y que solo el bien puede derrotar al mal, solo el perdón puede abatir el rencor», proclamó.