Un funcionario armado con un cuchillo atacó ayer a varios colegas en el interior de la Prefectura de Policía de París -principal comisaría de la capital situada junto al Sena y próxima a la catedral de Notre Dame- causando la muerte de tres hombres y una mujer. Los tres varones fallecidos eran policías, según explicó el fiscal de París, Rémy Heitz. Una quinta persona resultó herida, pero su vida no corre peligro.

El atacante, Mickaël H., de 45 años, fue abatido por un policía en el patio de la Prefectura al término de un recorrido mortal que inició poco después del mediodía en el despacho de la Dirección de Inteligencia, donde trabajaba como informático. El arma que portaba era de cerámica y por eso no fue detectada al pasar por el arco de seguridad instalado a la entrada del recinto policial.

«Ví a un hombre correr detrás de un policía. Este le hizo tres advertencias pero no se detuvo y le disparó dos veces. Entonces le vi caer», describe un testigo de la escena.

INCÓGNITAS / La investigación de unos hechos que han generado una gran conmoción entre las fuerzas de seguridad corre a cargo de la Policía Judicial, pero Heitz indicó que está en contacto permanente con el Fiscal Nacional Antiterrorista.

Las motivaciones que le han llevado a actuar así son una incógnita, aunque en medios policiales se habla de un conflicto interno. La policía ha registrado el domicilio del autor del ataque, nacido en Martinica y aquejado de una ligera sordera, que era empleado de la función pública desde el 2003. Según el ministro del Interior, Christophe Castaner, no había tenido nunca problemas de conducta ni dado «el menor signo de alerta».

Fuentes policiales citadas por Le Figaro, indicaron que el individuo se había convertido al islam hace 18 meses, aunque de momento se desconoce si hay alguna relación entre su conversión y la agresión. La esposa del funcionario fue interrogada en el marco de la investigación.

La zona próxima a la prefectura permaneció acordonada durante horas y el presidente francés, Emmanuel Macron, se desplazó hasta allí para mostrar su apoyo y solidaridad a todo su personal. La próxima estación de metro de Cité se cerró al público por razones de seguridad.

El suceso se produce un día después de la manifestación que congregó a unos 27.000 policías, según los organizadores, para protestar por sus duras condiciones laborales.