La Agrupación de Cofradías confirmaba a las 20.04, casi tres cuartos de hora antes de la salida, que la hermandad suspendía su estación de penitencia ante los pésimos pronósticos del tiempo. No se pudieron estrenar en procesión elementos como el nimbo para san Juan Evangelista o el santo Ángel Custodio para el paso de palio. Y, sobre todo, quedaron abatidos el casi medio millar de nazarenos que preveía salir, el barrio y buena parte del resto de la ciudad. La prudencia así lo dictaba. Pasadas las 21.30 horas, el templo se abría para que todo el que quisiera, y fueron muchos, acompañaran a los titulares de la hermandad.

En todo caso, se repitió un año más ese pequeño milagro del Alcázar Viejo en el que, dentro del templo de Nuestra Señora de la Paz, esperaran para salir tantos nazarenos como vecinos hay actualmente censados en el barrio. Algo que solo tiene una explicación: nacer en el Alcázar Viejo, o ser hijo de quien ha vivido en el barrio, tiene que reivindicarse, aunque sea solo una vez al año, y nada mejor que con su cofradía. Que las raíces que confieren el barrio del Alcázar Viejo dan mucha Pasión y Amor.