La asociación profesional citrícola Palmanaranja ha avanzado un estudio del impacto de la naranja en Palma y la zona que arroja una cifra de negocio cercana a los 100 millones de euros, que los jornales en campo alcanzan los 160.000 y en almacén 112.000 jornales, un 70% es mano de obra femenina en las comercializadoras. El empleo en campo supone algo más de 7,3 millones de euros y en almcén de 5,5 millones. Se reseña que la campaña que se inicio a finales de octubre ha finalizado en una situación extraordinaria, en alerta sanitaria por la pandemia provocada por el Covid-19. Estos datos configuran la imagen que ofrecen las firmas asociadas a esta interprofesional, datos que llegan desde Coare, Sunarán, Las Huertas, Zamexfruit, Guadex, García Ballestar (empresas en palma) y Covidesa en Posadas y Foasat, Peñaflor. Desde el GDR Medio Guadalquivir, secretaria técnica de Palmanaranja, su gerente, Jesús Orcaray, afirma que «este avance de cierre de campaña, está a punto de finalizar, subraya el valor de contar con una estructura comercial en Palma, en el Valle del Guadalquivir». Añade que «la gestión de estas estructuras comerciales sacan el producto del agricultor, generan empleo y abastecen mercados». En este punto, indica que «durante la pandemia se ha seguido vendiendo naranja, llevando fruta a España y a toda Europa, un producto tan importante en una dieta saludable y muy demandado». Igualmente, Orcaray significa que «una gran parte de la población ha seguido trabajando e ingresando una renta durante la pandemia», reconoce que «ha sido un bálsamo que ha aportado esta agroindustria en Palma».

La campaña citrícola 2019-2020 que ha sido más corta en producción no se ha traducido en inconveniente para situar a la naranja dulce andaluza por encima de la producción de la comunidad de Valencia. los datos que maneja esta secretaria técnica son que Valencia prsenta 1,5 millones de naranja dulce y Andalucía 1,6 millones, Orcaray precisa que «de esta producción, la mayoría está en el Valle del Guadalquivir».

La subida del consumo de cítricos también se ha hecho notar en Naranjas Ecológicas Biovalle, una marca que ha visto cerrar su línea de negocio un mes antes de lo previsto por el incremento del consumo, su red clientelar se encuentra en todo el país y en el mercado ecológico de Francia, Bélgica y han abierto una línea en Alemania.

Juan Salamanca, que, junto a su hermano César apostaron en el año 2011 por convertir huertas familiares al cultivo ecológico, señala que «hemos atendido una demanda mayor en mercado nacional e internacional, no hemos cambiado los precios».

Por otro lado, la caída del turismo y la hostelería se ha reflejado en una iniciativa empresarial que ha diversificado el mundo de la naranja en la ciudad. La firma de mermelada artesanal Caprichos del Guadalquivir ha visto mermado su mercado al paralizarse puntos de ventas que mantenían en la hostelería y tiendas gourmets.