Hay que remontarse a la década de los 90. En estos años, el centro tradicional e histórico, y eje comercial, empieza una transformación que le conduce al cierre de comercios y traslado de entidades financieras a la zona de expansión de Palma: las avenidas. En la retina colectiva aparecen nombres de tiendas y bares que para muchas generaciones son inolvidables. Hasta llegar al presente, se han colocado pivotes, se quitaron en 2014, dicen que «como gesto de buena voluntad», un período de 18 meses de peatonalización, digustos y polémica también encontramos. Ahora, la plaza Mayor de Andalucía sin tráfico, el plan de Movilidad Urbana Sostenible han conducido a su definitiva peatonalización y al compromiso de embellecer este espacio emblemático que debe convivir con el futuro.