Hace unos dias fallecía en el Monasterio de Silos el padre José Luis Angulo, buen monje, gran hospedero y mejor músico. Uno de sus hermanos de la Abadía nos ha dejado su perfil en palabras casi angélicas: «Querido y entrañable, inocente e incansable, de mirada viva y sonrisa constante. Se apagó un corazón contemplativo, que dedicó toda su vida a adentrarse en el corazón de Dios para luego darlo a los demás, un corazón que se partió y repartió por los demás: un corazón que fue Eucaristía. Supo descubrir que no canta la voz sino que resuena el alma del cantor en ella. Y hoy su voz llega al cielo, pero una parte de Silos queda vacía y muda. Descanse en paz». Guardaré siempre aquella primera tarde en la que llamé a las puertas del Monasterio de Silos y apareció inmediatamente la silueta del padre José Luis, amable, cordial, cercano, sonriente. Luego, año tras años, desde el 2013, José Luis nos recibía a Paco Medina y a mí, también a la caída de la tarde, con la misma amabilidad de siempre, para llevarnos a la hospedería e internarnos en ese espíritu monacal de Silos, intenso, profundo, luminoso. El abad, padre Lorenzo Maté, quiso subrayar durante la homilía del funeral algunos destellos de este monje bueno y fiel, que se ha marchado a la Casa del Padre: «Nuestro hermano se ha encontrado ya con el Señor. Su vida, entregada y gastada en el servicio del Señor desde su juventud, estuvo dedicada, como organista, como cantor, como maestro de coro y como monje, a cantar las alabanzas de Dios en la celebración del Oficio divino. Como hospedero estuvo dedicado también a acoger y ayudar a tantos huéspedes, como a Cristo en persona, así lo recuerda la Regla benedictina, siempre en una acogida amable, entrega generosa y servicial». El abad finalizó su homilía con estas palabras: «Que nuestras oraciones acompañen a nuestro hermano José Luis y que su vida sea para todos un ejemplo de fidelidad y de entrega a Dios y a los hermanos». Nuestro adiós al querido José Luis, monje hospedero, la primera mano que se tendía, con el corazón abierto de par en par, a tantos «buscadores de Dios», junto al ciprés de Silos.

* Sacerdote y periodista