La relación de Sánchez e Iglesias, Pedro y Pablo en esta vida, comienza a revelarse como fuera de toda lógica y realidad. Diría más: empieza a tener muestras metafísicas de sobrenaturalidad. Esto cada día más se parece a aquella famosa película Drácula, de Bram Stoker, protagonizada por Gary Oldman y Winona Ryder. El uno el mítico príncipe rumano Vlad Tepes, y la otra su esposa la princesa Elizabetha, el gran amor de su vida. Todos sabemos lo que pasó, sucintamente: ella se suicida pensando que su esposo ha muerto, gracias a un engaño de los turcos, y el príncipe adjura de su fe y se hace vampiro. Y el resto ya lo conoce: cuatrocientos años después la busca reencarnada en una bella joven que es su viva imagen. Les cuento la historia por la curiosa similitud. Pedro lleva adjurando de la ideología del PSOE de toda la vida desde que se encontró con Pablo. Ninguno de los dos obran ni piensan como correspondería a dos líderes separados por ideologías, en principio distintas. Más bien siempre acaban juntándose aun a pesar de los propios intereses de sus respectivos partidos. Se buscan como si se conocieran no de toda la vida, sino de otra vida. La situación llega a tal exacerbación que por ejemplo en este caso de la vicepresidencia en la sombre de Pablo, negociación en nombre de Pedro con independentista, golpista, separatistas y puigdemonios, ninguno de los actuales ministros ni priostes del PSOE se sienten alineados con este amor, ni de lejos. Es más, asisten atónitos a este amor que empieza a elevarse peligrosamente por encima de la higiene democrática. Pero ellos, sin necesitar dar cuentas a nadie continúan deshilachando su amor y tejiendo una peligrosa tela de araña tan compleja para nuestra democracia que para lo poco que se conocen en esta vida da que pensar que los dos son un amor reencarnado. Por su proceder hasta de la revolución rusa. Tal vez se esté escribiendo el Pedro y Pablo de Bram Stoker.

* Mediador y coach