No esperé como es habitual a las vacaciones y ya leí en su momento En silla de pista, de Miguel Ángel Aguilar. Lo recomiendo no solo a los que ahora ya tienen tiempo, sino también a los interesados en saber el por qué de las noticias ocurridas antes, durante y después de la muerte de Franco. Ese por qué, y además el cómo, nadie como el amigo Aguilar lo explica tan honestamente. No solo sentado en primera fila, también jugándose su porvenir periodístico introduciéndose en el meollo de una España que se movía y se conmovía para quitarse el peso de la dictadura en su camino hacia la democracia. Lo dice en el prólogo: «... la tarea de estas páginas ha querido ser de modo primordial la de un testigo», un verdadero periodista «que estaba allí». Son quince capítulos que no tienen el más mínimo desperdicio. A mí, que viví muchos de los momentos descritos, y que conocí en directo a Miguel Ángel, me aclara lo que desconocía, ese por qué en el que insisto porque es la base del verdadero periodismo. «¿Por qué -por ejemplo- estamos de acuerdo con la cita de las palabra de Indro Montanelli que debía desconfiarse de los periodistas que se hubieran enriquecido?». Miguel Ángel Aguilar puede jactarse de que podemos confiar en él. Aquél 27 de julio de 1977 -hoy hace 42 años- allí estaba él en el Congreso de los Diputados oyendo a Jordi Pujol Soley: «Que nadie tema que nosotros vayamos a actuar como si las dificultades del Estado español puedan tener unas consecuencias positivas para Cataluña». Un ejemplo como otros muchos diseccionados en el libro y que nos ayudan a comprender el por qué de la actualidad.

* Periodista