Ante esa apertura pregunto: ¿Le suena la palabra Adviento? A los niños les suena algo gracias a los calendarios que venden los supermercados alemanes. Se iniciaron el siglo XIX por una costumbre de los niños alemanes basada en la espera ilusionada del día de Navidad. Pintaban en las paredes una rayita, cada día que pasaba, desde el primer domingo de Adviento hasta el Nacimiento del Niño Jesús. Para expresarlo de una manera menos burda se idearon los Calendarios de Adviento. Mañana domingo se inicia la apertura de cada una de las 26 ventanitas del Calendario y se finaliza el jueves día 24 de diciembre. Al ir abriéndolas cada día que pasa aparecen motivos religiosos ligados a la Navidad o, también, juguetes y golosinas. Se crea, pues, en los niños cierta ilusión ante la festividad navideña. Creo que esta costumbre no es una antigualla como posiblemente dirán los que han declarado en la nueva Ley de Educación que la Religión no es necesaria para pedir becas ni para la nota media. No hace falta ser un ‘mea pilas’ para oponerse a esos resabios del viejo anticlericalismo. Basta con tener un poquito de sensibilidad. A mí en el Bachillerato me gustaba la Historia Sagrada, pero no tanto la Apologética. La sensibilidad no viene en los genes, se aprende. No me la enseñaron curas de misa y hoya sino el Padre Sopeña. Me inculcó, en la Iglesia de la Universitaria de Madrid, no el miedo al infierno sino el interés por la música culta. La sensibilidad se afianzaría si la excelencia primase en la Educación, cosa inédita en la nueva Ley. Pero la ministra no dice la verdad.

* Periodista