Ayer, la gran familia salesiana celebró la fiesta de su fundador, Juan Bosco, el santo de los sueños, el educador de los tiempos modernos. Todo comienza por «recoger y acoger». Lo primero que hace es recoger chiquillos de la calle; más tarde, se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora. La familia salesiana, con su rector mayor, Ángel Fernández Artime, a la cabeza, es hoy un baluarte en el ancho campo apostólico, pastoral y educativo. Dejemos caer la mirada en el «mundo salesiano», presente en 134 naciones: colegios, capillas, templos, santuarios marianos, basílicas donde María sigue llamando a sus hijos e hijas de todas las culturas y colores de piel, para tenerlos en su corazón de Madre. «Mientras la Madre nos siga teniendo en su abrigo, en su cuidado, subraya el rector mayor, nada hemos de temer. Con mirada salesiana, reconocemos y decimos hoy, al igual que Don Bosco, que «Ella lo ha hecho todo», y me permito decir... ¡y lo sigue haciendo!». La lámpara de la familia salesiana es una lámpara de alegría. Domingo Savio, alumno predilecto de Don Bosco, llegará a decir: «Nosotros hacemos consistir la santidad en estar muy alegres». La alegría es para Don Bosco una profunda satisfacción que nace de saberse en las manos de Dios y, por tanto, en buenas manos. La educación, en la familia salesiana, es la columna vertebral de sus actividades. Felipe Neri, Francisco de Sales y Don Bosco fueron los representantes del «sistema preventivo en la educación de los jóvenes». Y en su esencia más viva está tambien el principio del «acompañamiento», que se ha puesto de actualidad en los afanes pastorales de esta hora: «El joven nunca debe estar solo, sino que ha de sentirse siempre acompañado, abierto a una presencia formativa y constructiva». Un gran poeta, Gabriel Celaya, nos dejó un precioso poema sobre la educación, en el que habla de una barca, de un motor, de un soñar mientras trabajamos: «Educar es lo mismo / que poner un motora una barca... / Hay que medir, pensar, equilibrar... / y poner todo en marcha». Ayer, la silueta de Don Bosco brilló en la familia salesiana.

* Sacerdote y periodista