Monseñor Castillejo Gorraiz acaba de fallecer. El sino de todo ser humano pasa inexorablemente por la muerte y esta, para los cristianos, no es más que un tránsito a la vida eterna, por lo que forma parte de su vida, no considerándola, por lo tanto, una ruptura traumática.

Don Miguel, nombre con el que cualquier cordobés lo conocía, como buen cristiano, estará en estos momentos ya en presencia del Altísimo dándole cuenta de su vida.

Conocí a don Miguel cuando aún no era presidente del consejo de administración del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba --aún no existía Cajasur---, dos años antes de la muerte de su antecesor don José María Padilla, un gran hombre y sabio dirigente de la entidad que la modernizó y la expandió. Don José María fue el artífice de la primera y más importante expansión de la entidad, pasando de tres oficinas en la capital a 135 en Córdoba y Jaén, y, además, informatizando la gestión y estableciendo el teleproceso como medida para racionalizar las operaciones de caja, entre otras cosas.

Don Miguel heredó una caja de ahorros moderna y dinámica, pero aún modesta. Su labor al frente de ella fue de una eficiencia demostrada: el Monte, como se le llamaba coloquialmente, pasó a ser Cajasur, una de las más importantes cajas de ahorros de España.

Dotado de una fuerte personalidad, ésta le llevó a ejercer un control absoluto sobre la caja y su Obra Social y consecuentemente, detentar un enorme poder e influencia en la vida económica, social y cultural de Córdoba. No nos equivocamos si afirmamos que don Miguel es y será considerado como el personaje de mayor impacto y trascendencia en la vida cordobesa durante las tres últimas décadas del siglo XX y primeros años del XXI.

Fue, igualmente, un incansable defensor de la caja ante las instancias públicas nacionales y autonómicas. Así, fue muy activo en la aprobación de la "Lorca" en la que se salvaguardan los derechos fundacionales de "las cajas fundadas por la Iglesia Católica".

También consiguió un cambio legislativo respecto a las cajas de ahorros, para sacar a Cajasur fuera del control de la Junta de Andalucía, con un enfrentamiento muy mediático con la Consejería de Economía. Fue la famosa Ley Financiera que tan mal sentó al Gobierno andaluz.

Y, por último, en 1995, sus gestiones de algo más de cinco años dieron como fruto el nacimiento de Cajasur, surgida de la fusión del Monte con la Caja Provincial de Ahorros, fundada por la Diputación Provincial.

Fueron muy mediáticas, también, las muchas polémicas suscitadas por la simultaneidad del alto cargo empresarial con su estatus eclesiástico, que suscitaron interesantes debates en la opinión pública, así como acalladas críticas en sectores del mundo eclesial. Una de las más sonadas, fueron las llevadas a cabo con el entonces obispo de la ciudad, monseñor Francisco Javier Martínez Fernández.

Don Miguel perdurará en la memoria de los cordobeses eternamente, pues eso es lo que él ansiaba y quería. Don Miguel, hago mía la frase que decía Isabel Allende en su libro Eva Luna : "La muerte no existe, la gente solo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo".

Descanse en paz.

* Expresidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO)