No es lo mismo presentar un show que la gala institucional de entrega de las Medallas de Andalucía, pero el periodista no pareció apreciar la diferencia. Hasta el punto de que se apropió del acto y lo estropeó con su exceso de protagonismo, su lenguaje en ocasiones zafio («en Cádiz, hay que mamar»), y tomándose confianzas indebidas con los cargos públicos y premiados.