Andamos tensos como cuerdas de violín. La pandemia nos ha vuelto aún más hipersensibles de lo que ya nos habían hecho las redes sociales, en las que cualquier pego multiplicaba viralmente la mala leche social. Y eso sin que estuviéramos tan aburridos como ahora, que andamos semienclaustrados en casa.

Quiero pensar que esto explica, al menos en parte, la que se lió con la campaña publicitaria municipal del 25N para el Día contra la violencia a las mujeres, que terminó retirando el Ayuntamiento y que tenía como lema «yo no quiero ser como papá». O la que se formó, como magistralmente contó la compañera Irina Marzo en este periódico el pasado fin de semana, con la pintada en la Cruz del Rastro de una campaña de provocación-reacción-reflexión encargada por Cruz Roja para grabar las reacciones de los vecinos ante una enorme frase: «Contra la invasión inmigrantes expulsión». Y efectivamente, lo vecinos reaccionaron... borrando la pintada del tirón y dejándose de zarandajas.

Son pésimos momentos para que a uno le pidan imaginación, humor y serenidad para interpretar las cosas. De hecho, bastante cabreada anda la gente con los mensajes confusos de sus gobernantes: «No salgas de casa, pero sal para comprar porque la compra desde casa no mola. Mira cómo animan las luces navideñas, pero mejor no vengas a verlas y por eso te las vamos a encender sin avisarte, quedas avisado. Comparte la alegría de ver a los tuyos, pero mejor alégrate de no verlos...»

Por eso da la sensación de que la gente, ya bastante mareada y necesitada de mensajes claros, hoy no aguantaría sin linchar en las redes sociales ni una sola de aquellas canciones con doble sentido de los años 80: La Mataré, de Loquillo; El Imperio Contraataca, de los Nikis; Todos los Negritos, de Glutamato Ye-Yé y con Iñaki luciendo flequillo y bigote de Hitler, cualquiera de las canciones de Siniestro Total, desde Me pica un huevo a Miña Terra galega o Bailaré sobre tu tumba... Más aún: esas campañas publicitarias provocativas de Benetton no durarían hoy en día un asalto en las redes sociales, ni aquellos reportajes de encuestas-escándalo que hacía Interviú, ni esos humoristas jugando con el doble sentido... Hasta el Dúo Dinámico, un hito con su Resistiré en este año de la pandemia, habría terminado ante Fiscalía de Menores si hubieran llegado a sacar en este 2020 su tema Quince años tiene mi amor.

Estamos tan sensibles, con la gente pasándolo mal, que ni desde las artes ni la publicidad se nos puede pedir imaginación y complicidad para reinterpretar mensajes. Así que... un consejo para ahorrarse problemas y malentendidos en el mundo de la comunicación en estos tiempos: digan las cosas muy claras y dejen lo espeso para el chocolate.