En estos tiempos que corren, ni nada agradables para el Partido Popular, ni tiempos tampoco en que nadie puede señalarme como especial simpatizante de este partido político, puede ser positivo tirar una lanza en favor de algunos de sus miembros. Ya sabemos todos los españoles que en nuestro país no se trata tanto de pertenencias o de ideologías cuanto de dignidad y honestidad y por mucho que Esquerra Republicana se empeñe en comunicarnos que su nivel de corrupción es cero en todos sus años de historia, a veces es bueno recordarles que la corrupción no solo ocurre en el ámbito económico. Corrupto también es quien se empeña sin una argumentación bien fundada en separar a Cataluña del Estado español. Para quien les escribe, eso también es corrupción. Por eso, repito, todos sabemos en qué país vivimos y los errores que estamos cometiendo. Mientras que tratamos siempre de unir la corrupción a determinadas personas y no a ideologías políticas o a formas de hacer políticas, sí lo hacemos, por el contrario con la educación, a la que siempre hacemos depender precisamente de ideologías y no de personas. Mientras no cambiemos esta situación, nos irá siempre mal, muy mal. ¿O acaso creéis que este repentino cambio de Gobierno va a solucionar algo? Me temo que no y ojalá me equivoque. «Marioneta» Rajoy, permitidme este uso en absoluto despectivo o despreciativo, ha sido un coladero dentro de su propio partido para el enriquecimiento ilícito de algunos de sus miembros y un azote para los que quieren quebrar nuestro Estado de Derecho. Tanto unos como otros se lo querían quitar de encima. Estoy convencido de esto, sobre todo desde que sabemos que los aspirantes a ocupar su lugar son Cospedal, Soraya o el mismo Núñez Feijoó. Sánchez ha sido inteligente, ha sabido leer los signos de los tiempos, ha usado a todos los enemigos de Rajoy para alzarse con el poder y luego los ha tirado a la basura. Ya nos podemos ir preparando para lo que se nos viene encima. Quizás Sánchez crea que no va a tener que pagar la factura por aquellos a quienes ha arrojado sin miramientos ni reciclaje al cubo de la basura.

Pero bueno, en realidad y volviendo al principio de mi artículo, yo quería escribir sobre hombres buenos, de los que el Partido Popular está lleno. Y no se trataba de escribir sobre Rajoy, quien también me ha parecido siempre un buen hombre, sino de otros que quizás no son tan importantes en el panorama político nacional pero sí que lo son en el local. Cada uno tendrá sus nombres propios, pero hace ya tiempo que tenía ganas de tirar una líneas escribiendo algo sobre un par de políticos y militantes del PP, principalmente porque me parecen seres humanos honrados, honestos, íntegros y que reúnen las dos condiciones esenciales para la política: ser buenos políticos y políticos buenos. Muy cerca de nosotros tenemos a Agustín Palomares Cañete, a quien conozco desde hace años cuando estaba al frente del área deportiva en nuestra Diputación Provincial. Recuerdo la importante labor que ya en aquellos años realizó en favor del deporte cordobés favoreciendo múltiples iniciativas, algunas de las cuales fueron presentadas por quien suscribe. Ahora, como coordinador ejecutivo de Acción Comarcal y concejal desde la oposición en el Ayuntamiento de su localidad natal, Villafranca, sigue apostando firmemente por lo que debe ser, sin duda, el papel de un político: mejorar la vida de todos los ciudadanos sean del signo político que sean. Por último y aunque tampoco está actualmente en la política activa mencionaré a Diego Buenestado, quien fue alcalde de Conquista (un pueblo de Córdoba por si no lo sabías) y que en sus años al frente del Ayuntamiento no cobró un euro por ejercer dicha labor. Quisiera que esta necesaria regeneración del PP colocara al frente del partido a alguien que fuera como los aquí mencionados porque necesitamos políticos buenos, honrados, que miren a las personas y a sus problemas y no a las sacas de dinero o a las puertas giratorias.

* Profesor de Filosofía

@AntonioJMialdea